Hay una prima de Leonor y Sofía de la que nunca se habla: Carla Vigo. Mejor dicho, nunca se habla de la manera pelota y aduladora cómo sí se hace con el resto. Y mira que, entre la nutrida nómina de parientes de la princesa e infanta, hay auténticas perlas: vividores, holgazanes, tarambanas y ni-nis. Gente como Victoria Federica, como Irene Urdangarin, como Froilán, de los que convendría guardar silencio y no explicar el tipo de vida que llevan. Pues no: como Vigo no tiene apellido borbónico, es una apestada. Una actitud especialmente cruel con una joven de 23 años que quedó huérfana con 6, después del suicidio de su madre Erika, hermana de la reina Letizia. En vez de acogerla, cuidarla y proporcionarle un estatus digno, la han abandonado de mala manera.
No solo la mantienen fuera del círculo VIP: también ha sido objeto de broncas y desprecios continuados. Letizia. Actuó de manera opresora cuando vio que la niña frecuentaba ambientes que no consideraba idóneos. Carla se acercó mucho al mundo de Telecinco, una de sus íntimas era Amor Romeira. Y una juerga de Vigo 'perreando' en una discoteca acabaron de provocar una llamada llena de ira de su tía reina, conminándola a abandonar esta actitud. Si quería triunfar en el mundo del espectáculo, de acuerdo, pero con sus normas. Después vendría la relación con Rafael Amargo y la actriz Josele Santiago. Un sinónimo de fracaso absoluto, pero Letizia ganaba la partida. Han pasado años desde aquella movida, y parecía que todo estaba controlado. Pero algo se vuelve a mover. Y Zarzuela tiembla.
Carla, que vive en un piso tutelado con 8 personas más desde hace un tiempo, parece querer recuperar un tipo de vida y de ambientes que le gustaba bastante. El famoseo le da vidilla, vaya. Por eso, mientras la Familia Real hacía el papelón en una procesión para Madrid, ella tenía otros planes: ir a petarlo a la discoteca más conocida por el star system de la capital de España. Un club muy conocido gracias a gente como Kiko Matamoros, quien hizo de relaciones públicas durante una temporada. Por allí pasan rostros habituales de la pequeña pantalla, y fue el escenario de la juerga "hasta altas horas de la madrugada" de una Carla Vigo desatada.
Vigo, uniformada con su look fiestero más recurrente y luciendo los tatuajes que decoran su anatomía, bailó en la pista durante horas y se hizo unas cuantas fotografías con su grupo de amigos. Según los testimonios aportados por la revista 'Semana', todavía daba vueltas por local a las 5 de la madrugada, cuando prácticamente todo el mundo había abandonado el lugar. Tenía ganas de marcha, no queda ningún tipo de dudas. Y eso no son buenas noticias para su "familia" real: todo locontrario. "No pasó desapercibida para muchos clientes de la discoteca, que no dudaron en acercarse a ella para compartir alguna confidencia". Las salidas de Carla les dan miedo. Mira, como las de Leonor. Al final, se parecen en algo.