Carla Vigo, hija de la fallecida Erika Ortiz y sobrina de la reina Letizia, ha tenido un 2023 lleno de altibajos. La joven siempre ha sido muy abierta con sus seguidores en lo que se refiere a sus problemas de salud mental, de los que nunca se ha escondido, y los últimos meses han sido complicados para ella.

Tal y como ella misma ha revelado,  padece TCA, un trastorno relacionado con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal. “Empecé a verme mal. A los 14 años empecé a hacer cosas perjudiciales para mí, pero fue con ocho o nueve años que comencé a verme mal en el espejo”, reveló, reconociendo que hace años que lidia contra esta enfermedad. Carla ha tenido ayuda, pero tal y como reconocía, “recuperarse del todo es muy complicado, y yo no he salido porque he tenido recaídas… Sucede como con los alcohólicos, que nunca se recuperan del todo. Tengo que tener cuidado con ciertos comportamientos”, informaba.

La reina Letizia es uno de los apoyos de Carla Vigo

En estas recaídas han estado siempre presentes sus abuelos maternos, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz. A ambos se les ha visto recogiendo a Carla del hospital tras alguno de sus ingresos. Pero no han sido los únicos que le han ayudado.

La reina Letizia, muy sensible con este asunto al haber padecido ataques de ansiedad, también ha estado a su lado. Aunque de forma discreta y en la sombra, la consorte siempre le ha ofrecido su apoyo desde que falleció Erika. Sin embargo, algo ha ocurrido en los últimos meses que ha molestado a la reina.

Carla Vigo y Paloma Rocasolano

Según se puede ver en la cuenta de Instagram de Vigo, no hay ni rastro de su historia de amor con Álvaro Uceda, el que era su novio hasta, al menos, el pasado mes de octubre. Ese mes Carla eliminó todo el contenido relacionado con este romance. Y según apuntan desde El Cierre Digital, todo tiene que ver con su fiesta de cumpleaños.

Carla Vigo quiso usar su parentesco con la cara real y le costó su relación sentimental

Al parecer, Carla quería celebrar su cumpleaños en una discoteca de forma gratuita aprovechando su parentesco con la reina Letizia. Y lo justificó a los responsables del local apelando a que ello supondría publicidad para el establecimiento. Pensaba llamar a la prensa para darle repercusión a cambio de no pagar ni un euro por la juerga.

Unas intenciones que no gustaron en absoluto a Letizia, y tampoco a Álvaro Uceda que según el medio “prefería mantenerse al margen”. Un episodio que habría generado una crisis en la pareja y que habría terminado con la relación.