Desde que Carla Vigo quedó huérfana a una edad temprana, su vida ha estado marcada por desafíos personales y una constante atención mediática debido a su vínculo con la reina Letizia. Aunque su sueño es convertirse en actriz, Carla ha enfrentado innumerables obstáculos para abrirse camino en el mundo del espectáculo, agravados por la cancelación de proyectos tras los problemas legales de Rafael Amargo, con quien colaboraba como bailarina.

Hoy en día, Carla vive en un piso tutelado en Madrid, cuyo elevado alquiler mensual, cercano a los 1.000 euros, representa una carga económica insostenible para ella. Con una modesta pensión de orfandad que ronda los 400 euros, resulta evidente que su situación financiera depende de un apoyo externo. Aunque se ha especulado que su abuelo, Jesús Ortiz, y su abuela, Paloma Rocasolano, contribuyen a su manutención, fuentes cercanas afirman que es la propia Letizia quien asume esta responsabilidad, aunque siempre con suma discreción.

Carla Vigo y Paloma Rocasolano
Carla Vigo y Paloma Rocasolano

La reina Letizia ayuda a Carla Vigo en la sombra

El compromiso de Letizia con su sobrina comenzó tras el trágico fallecimiento de Erika Ortiz, madre de Carla, en 2007. Desde entonces, sus abuelos maternos, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, son quienes más pendientes han estado de la joven. Mientras que Letizia se comprometió a que nada le faltara a su sobrina, pero siempre bajo un estricto acuerdo implícito que garantizaría la protección de su imagen pública.

El supuesto acuerdo entre Carla y Letizia es claro: apoyo económico a cambio de guardar silencio. Carla evita mencionar públicamente cualquier detalle sobre la reina, sus primas o los aspectos más privados de la Casa Real, consciente de que romper este pacto pondría fin al respaldo que recibe. Esta relación, construida sobre una base de mutua conveniencia, deja en evidencia las tensiones subyacentes en el seno de su vínculo familiar.

Carla Vigo GTRES
Carla Vigo GTRES

Ayuda a cambio de ser discreta sobre lo que sabe de la familia real

El panorama se complica aún más para Carla, quien en este 2025 cumplirá 25 años, momento en el cual perderá la pensión de orfandad que hasta ahora ha sido uno de sus pocos ingresos estables. Sin empleo ni proyectos claros en el horizonte, su futuro financiero depende casi exclusivamente del apoyo continuo de Letizia, lo que refuerza su dependencia y limita su autonomía.

Aunque Carla rara vez interactúa con los medios, cuando lo hace adopta un tono reservado y medido, dejando entrever su incomodidad con la constante exposición mediática. Sin embargo, detrás de esta cautela se encuentra una joven que, a pesar de los recursos limitados y las exigencias implícitas de su situación, intenta construir una vida normal.