La vida de Carla Vigo, sobrina de la reina Letizia, ha estado marcada por momentos de gran dificultad y dolor. A pesar de mantener una vida bastante discreta respecto a la Familia Real, es conocida por su activa presencia en las redes sociales, donde comparte detalles sobre su día a día, sus sueños y sus proyectos. Sin embargo, detrás de su imagen pública, Carla ha enfrentado luchas personales profundas, algunas de las cuales han sido reveladas.
La vida de Carla dio un giro radical cuando su madre falleció en 2007, cuando ella apenas tenía seis años. Este trágico suceso dejó una marca imborrable en la joven Carla, quien, después de la muerte de su madre, se mudó a vivir con su padre en Aranjuez, donde pasó varios años de su vida. Sin embargo, la pérdida de Érika fue solo el comienzo de una serie de dificultades emocionales que Carla tendría que enfrentar.
Carla Vigo, muchos años arrastrando la muerte de su madre, Érika Ortiz
En su adolescencia, y con la necesidad de encontrar su propio camino, Carla se trasladó a Madrid y comenzó a desarrollarse como una persona con un fuerte interés por las artes. A lo largo de los años, ha manifestado su deseo de convertirse en actriz y ha participado en diversas actividades artísticas, como clases de baile e interpretación. También ha trabajado en algunos proyectos, incluyendo una colaboración con el coreógrafo Rafael Amargo. Sin embargo, su vida privada oculta unos cuantos demonios.
Unos problemas que la joven no esconde. Carla confesó haber sufrido tanto de anorexia como de bulimia, situaciones que le costaron mucho afrontar. No obstante, destacó la importancia del apoyo de su familia, quienes, aunque siempre han sido discretos con sus problemas, estuvieron cerca de ella en esos momentos tan difíciles.
Una semana sin comer ni dormir para acabar en un psiquiátrico
Asimismo, en una entrevista, la sobrina de Letizia reconoció que había padecido problemas de salud mental, específicamente ansiedad y trastornos de la conducta alimentaria. Relató una experiencia desgarradora en la que estuvo una semana sin comer ni dormir tras una ruptura sentimental con su entonces pareja, Álvaro Uceda. Esta crisis la llevó a ser ingresada en un psiquiátrico, un episodio que marcó un antes y un después en su vida.
El duelo por la muerte de su madre ha sido otro de los puntos más duros en la vida de Carla. La joven reveló que hasta los 22 años no pudo realmente hacer su duelo, ya que se sentía incapaz de despedirse de su madre. “Me aferraba a ella. Son muchos años sin poder hacer el luto”, comentó. Este sentimiento de pérdida se intensificó al no poder asistir al funeral de su madre, lo que la dejó con un sentimiento de incompletitud y tristeza profunda.