Carlos Felipe de Suecia es el segundo hijo de los reyes Carlos Gustavo y Silvia, y hermano de la que será la futura monarca del país escandinavo, Victoria. No tocará la corona, pero tiene una en propiedad: la del royal más guapo del panorama internacional, con permiso de dos jóvenes promesas como los hermanos daneses Nicolás y Félix de Monpezat. El sueco, de 44 años, comparte su vida con la princesa Sofía Hellqvist, una auténtica proscrita en la Casa Real: su pasado la persigue constantemente, no le perdonan su estilo de vida antes de conocer al royal: fotos haciendo de modelo en topless con 20 años, participando en realities de televisión... Demasiada información para los caducos miembros de la realeza local, que la tratan como si fuera de segunda, negándole el acceso al joyero real, el más poderoso de Europa.
A pesar del rechazo familiar a su mujer, Carlos Felipe nunca la ha dejado caer. Forman un matrimonio sólido, con tres criaturas en común y proyectos compartidos, como la fundación que lleva el nombre de ambos. Uno de los campos de actuación tiene que ver con un trastorno del aprendizaje muy común y estigmatizante: la dislexia. Siempre están dispuestos a colaborar o impulsar iniciativas para ayudar a aquellos que la sufren y combatir prejuicios y estereotipos. Hace unos días presentaban, por ejemplo, un videojuego que anima a los pacientes más jóvenes a interesarse por la lectura, uno de los grandes problemas de esta patología. ¿Por qué la preocupación constante de los royals suecos en esta temática? Sencillo: porque él la ha sufrido desde muy pequeño.
"Nuestra visión en la fundación es que todos los niños tienen que tener derecho a ser ellos mismos. Sé que todavía hay prejuicios e ideas erróneas sobre qué es y qué hace la dislexia en el individuo, lo he experimentado yo mismo. Me gustaría que este tipo de juego hubiera existido cuando era joven. Lo habría necesitado para ayudar a despertar mi interés por las letras y las palabras", dijo el royal durante la presentación del videojuego, una especie de Minecraft donde se van descubriendo palabras, nombres y términos diversos, aumentando la capacidad lectora de los usuarios y mejorando su habilidad expresiva, un síntoma común de los disléxicos.
Carlos Felipe no es el único royal que ha sufrido los estragos de este trastorno: tambiéb tenemos a la inglesa Beatriz de York, hija del polémico príncipe Andrés y Sarah Ferguson y gran amiga de los díscolos Enrique y Meghan de Sussex. La transversalidad de este problema es absoluta. No se salvan ni reyes, ni plebeyos. Y por eso es importante luchar contra él, pero sobre todo contra las convenciones más hirientes instaladas en la sociedad.