Desde que fue acusado por Virginia Giuffre de haber abusado sexualmente de ella cuanto todavía era menor, el príncipe Andrés de Inglaterra ha experimentado duros momentos como consecuencia. Quien fue calificado en el pasado como el “favorito” de su difunta madre, la reina Isabel II, se ha visto sacudido por el escarnio público y el repudio de su familia. 

Carlos III pide desalojo al príncipe Andrés de Royal Lodge 

Aunque la supuesta víctima terminó retirando los cargos tras llegar a un acuerdo millonario, al Carlos III tomar el trono manifestó su deseo de renovar la imagen de la corona y convertirla en una institución más austera, asumiendo las consecuencias que su decisión puede acarrear a otros miembros de la familia, empezando por su hermano. Entre sus decisiones, el monarca ha decidido pedir al príncipe que desaloje la vivienda de Royal Lodge, la enorme mansión de Windsor Great Park, y así dar paso al príncipe Guillermo y Kate Middleton, los futuros reyes. Sin embargo, el duque de York se niega a desalojar el que ha sido su hogar en los últimos años, y desde entonces mantiene un enfrentamiento con el soberano. 

El duque de York es ‘desterrado’ de Balmoral 

Pero eso no es todo, el duque de York y su familia presuntamente habían decidido tomarse unos días de descanso en el castillo de Balmoral, la residencia en la que la familia real frecuentaba en el verano, pero hay un obstáculo. No podrá hacerlo como acostumbraba, porque el rey ha abierto estas instalaciones al público, para engrosar las arcas de la corona británica con las visitas. Esta medida estará implementada hasta el 16 de agosto. 

Por supuesto, esta decisión impedirá al príncipe Andrés gozar de la finca junto a su familia, puesto que, una vez terminado el período de puertas abiertas, será el esposo de Camilla Parker Bowles quien se traslade a Balmoral junto a la reina. Una vez allí, el duque de York sólo podrá acudir si recibe la invitación expresa de su hermano, un escenario muy improbable dada las circunstancias. 

Es importante destacar que el príncipe Andrés tiene como ritual pasar las vacaciones de verano en Balmoral porque su madre, la reina Isabel II, los invitaba a él y a su familia. Sin embargo, el monarca del Reino Unido es quien ostenta la propiedad del castillo y, por tanto, decide quien puede o no atravesar sus seguros muros. Además, también sufraga los gastos derivados del mantenimiento, que ascienden a tres millones de libras al año, tal y como precisa La Razón. 

Pese a esta importante decisión que tomó el soberano, y a la visita de los cerca de 70.000 turistas que recibe Balmoral entre abril y finales de agosto, aún no es posible cubrir ni la mitad de las facturas de la corona, siendo esta la excusa perfecta para que el rey Carlos III alargue el periodo de visitas hasta mediados de agosto y, al mismo tiempo, dejar a su hermano sin vacaciones de verano en Aberdeenshire con todo incluido.