Ni un día sin un plátano: la cuenta atrás para la coronación de Carlos III como rey de Inglaterra es un auténtico campo de minas. Hay frentes abiertos a troche y moche; todo el mundo se fija en el tira y afloja con Harry y Meghan Markle, pero hay un personaje que preocupa tanto o más que su propio hijo. Este es el príncipe Andrés, hermano del monarca manchado por un escándalo de abusos sexuales con menores, el famoso caso Epstein. El duque de York ha pagado por el silencio de la víctima Virginia Giuffre, que tenía 17 años cuando sufrió la agresión. Ha evitado así los problemas judiciales, pero ha quedado herido de muerte en cuanto a la reputación y a su posición privilegiada en la poderosa familia real británica.
Carlos III ha decidido apartar a su hermano del universo monárquico continuando con el camino marcado por su difunta madre Isabel II, que lo desposeyó de sus obligaciones reales. El nuevo rey insiste: la primera medida ha sido echarlo de su residencia habitual, el Royal Lodge, enviándolo a Frogmore Cottage, en Windsor. Curiosamente la que todavía es la casa de Harry y Meghan, pero que cambiará de manos antes de la llegada del verano. La segunda medida punitiva tiene naturaleza económica, el talón de Aquiles de Andrés. Llevar la cruz del abuso sexual no le molesta tanto como perder sus privilegios y caprichos de millonario. Un mal muy extendido en todas las Casas Reales, especialmente con las ovejas negras y los garbanzos podridos.
Carlos III corta el grifo a los caprichos de Andrés, la oveja negra de Buckingham
Andrés siempre ha vivido como un millonario subvencionado por la Corona, y claro, ahora ir para atrás le provoca terrores nocturnos y mucha mala leche. Ya frunció el ceño cuando lo dejaron fuera de la herencia de su madre fallecida, pero su enfado ahora es colosal. Le han prohibido administrar las propiedades de la Casa Real inglesa y le han dicho basta a sufragar su estilo de vida de lujo. Algunos son realmente escandalosos, como tener un profesor de yoga a su servicio en todo momento, incluso pasando temporadas instalado en su casa. La paz mental y física de Andrés sale por un ojo de cara: 36.000 euros al año. Demencial. La sorpresa es que cuando ha llegado con la factura del gurú de origen indio, Carlos le ha dicho 'no way, brother'. Según Jaleos, "el Rey vio la factura y pensó que su hermano estaba bromeando". Que la pague Rita.
Andrés ve peligrar su fortuna y está dispuesto a ir a la guerra: sopesa un golpe mediático
A ver, que esto de Andrés es puro vicio: cobra una fortuna como asignación oficial, cerca de 300.000€. Un dineral que también se verá recortado en el futuro, pero de momento la batalla es otra. En todo caso, el tipo se está preparando para la guerra, y eso quiere decir ir a algún programa de televisión americano y desembuchar. Tendrá que ir con cuidado, porque podría cavar su propia tumba, pero también existe la posibilidad de que alguien decida bajar la presión para evitar problemas más profundos. Total, la casa es grande, no vendrá de aquí. La paz y la tranquilidad no tienen precio. O sí. Lo que queda claro es que el duelo está servido.
Las miserias royals, escandalosas, indecentes y plenas de avaricia. En España, en Inglaterra y en la Mesa Redonda del rey Arturo.