La visita de Enrique de Sussex a su padre Carlos III, después de anunciar que sufre un cáncer, podría ser la última reunión entre ambos. Y no porque el pronóstico del monarca indique un desenlace trágico inminente, no. La impresión viene derivada de la tensión que se respiraba en Clarence House, residencia oficial del matrimonio real con Camila Parker. La relación del duque con su familia es mala y ha acabado como el rosario de la aurora, pero el caso de la sustituta de su madre es especialmente sensible. Enrique la odia, y no quiere compartir espacio ni oxígeno con ella. Por eso se largó tras 30 minutos de conversación con Carlos III, después de un vuelo de 10 horas desde California con el corazón en un puño, Vive allí con Meghan Markle desde que abandonaron Buckingham y el Reino Unido.
La vuelta de Enrique a EE.UU., viajando a Las Vegas para asistir a la Superbowl y en medio de la polémica presentación del dominio Sussex.com, una nueva vía para rentabilizar sus últimos vínculos royals, ha estada plagada de sonrisas a las cámaras, del clásico 'dientes, dientes' de Isabel Pantoja. Una escenificación que hará daño a Carlos, Camila e incluso Guillermo de Gales. Una afrenta, como el del príncipe Andrés, proscrito de la familia por su vinculación con Jeffrey Epstein y los abusos a menores. El hijo de Lady Di no ha perdido el tiempo y ha desembuchado en una entrevista en la televisión ABC. Y sus palabras tienen aroma a estocada final.
El palo y la zanahoria: esta es la estrategia que está llevando a cabo Enrique para tratar un asunto tan delicado como la crisis de salud de figuras importantísimas de la corona británica. Especialmente, claro, la del rey. La zanahoria, primero: hace de buen niño, de conciliador: "I love my family", amo a mi familia, lo dejaría todo por ellos, volé a toda prisa para estar con papá, y lo más hipócrita: "Agradecido por poder haberlo visto, creo que el diagnóstico de cáncer ayudará a restablecer las buenas relaciones de la Familia Real". Buenísimas, pero a distancia y con pasaportes de diferentes países: Enrique está preparando la traición definitiva.
El palo: "Me encanta, disfruto cada instante de mi vida americana", le decía al periodista Will Reeve, hijo de Cristopher, el famoso actor que interpretó a 'Superman'. No sabía responder, o mejor dicho, se lo pensó mucho, si se sentía norteamericano tras años fuera de Inglaterra. Lo que tiene claro es que "estoy considerando solicitar la ciudadanía". No es su prioridad más inmediata, pero lo tiene en la cabeza. Y da la impresión que lo hará. Enrique corta todos los vínculos, se ha pasado al nuevo mundo. Herejía. Lo que le faltaba para continuar en la lista de los más odiados del Reino Unido. Le va la marcha.