Desde que se hizo público el diagnóstico de cáncer del rey Carlos III, su estado de salud se ha convertido en un tema recurrente en los medios. A pesar de la discreción con la que Buckingham ha manejado la situación, las apariciones del monarca han dejado en evidencia los estragos de la enfermedad. Su imagen, visiblemente deteriorada, ha obligado a su equipo a recurrir a una solución inesperada: maquillaje profesional para disimular los efectos del tratamiento.
Según ha revelado la periodista Pilar Eyre, el rey Carlos III se enfrenta a un proceso de desgaste físico que va más allá del cansancio habitual. En sus últimas apariciones públicas, se le ha visto con ojos enrojecidos, piel pálida y una expresión de agotamiento. Estas señales, difíciles de ocultar, han llevado a sus asesores a emplear una capa de cosméticos estratégicos antes de cada evento, con el objetivo de proyectar una imagen más saludable.
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Un rostro marcado por la enfermedad
"En Inglaterra todos lo saben, pero nadie lo dice", comentó Eyre en televisión, asegurando que el deterioro del monarca es mucho mayor de lo que se ha reconocido oficialmente. A pesar de esto, Carlos III se mantiene firme en su decisión de continuar con su agenda, llegando incluso a desafiar las recomendaciones médicas.
Para el rey, renunciar a sus funciones no es una opción. Tras décadas esperando el trono, ahora parece dispuesto a afrontar su enfermedad sin alejarse de sus responsabilidades. Esta actitud recuerda inevitablemente a su madre, la reina Isabel II, quien también priorizó su papel como soberana incluso en los momentos más difíciles de su salud.
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El peso del deber sobre la salud
Sin embargo, su empeño por mantenerse en activo podría estar pasando factura. Su reciente participación en un acto conmemorativo en Auschwitz sorprendió a muchos, ya que se trataba de un evento exigente desde el punto de vista físico y emocional. Las imágenes del monarca en esa ocasión reforzaron los rumores sobre su fragilidad y el impacto del cáncer.
La situación ha abierto un intenso debate en Reino Unido. Mientras algunos defienden la determinación de Carlos III, otros se preguntan si no sería más sensato reducir su actividad o incluso abdicar en favor del príncipe Guillermo.
En medio de estas especulaciones, no faltan teorías que relacionan su destino con una especie de maldición. El periodista Luis Pliego recordó la trágica historia de Lady Di, insinuando que la sombra de aquel matrimonio sigue persiguiendo al monarca.