Si las monarquías sirven realmente para algo, esta es la de entretener al personal. La capacidad de crear dramas, comedias e historias de terror de las diferentes sagas coronadas del planeta es despampanante. Hemos ganado reyes, reinas, príncipes y princesas, pero hemos perdido guionistas de primera. El nivel es tal que si no hay pitote, vamos mal. Una casa real sin chismorreo es sinónimo de casa real muerta y enterrada. España, Dinamarca y Reino Unido son los ejemplos más paradigmáticos y actuales de esta condición; Felipe y Letizia con el lío Jaime del Burgo, Federico y Mary Donaldson con Genoveva Casanova y Carlos contra su hijo Enrique y la nuera Meghan Markle. Los british, en conflicto permanente desde la salida del hijo menor de Diana de Gales, vuelven a escalar posiciones en la lista de éxitos de la categoría.

La huida de Enrique de la disciplina royal inglesa supuso un cisma total. Y las manifestaciones del hermano del príncipe Guillermo en entrevistas y, especialmente, en unas polémicas memorias superventas, no han ayudado nada a calmar las aguas ni a propiciar ningún tipo de reconciliación. Las acusaciones de racismo han manchado para siempre la reputación del futuro monarca británico, y el actual, Carles, no sale nada bien parado. Y ya se sabe que 'quien a hierro mata, a hierro muere'. El padre no tiene piedad de su hijo. Y lo humilla por activa y por pasiva. Manu militari.

Enrique, Archie y Meghan / GTRES

El rey, jefe supremo de las fuerzas armadas, ha movido los hilos y ha ordenado ejecutar otra revancha: borrar su paso por la Real Academia de Sandhurst, una de las más prestigiosas del mundo y de la que formó parte desde mayo de 2005. Es como si mañana, por una discusión familiar en Zarzuela, Felipe llamara a los mandos de la General de Zaragoza y exigiera que hicieran desaparecer cualquier rastro de la princesa Leonor. El escenario de este "crimen" es un libro de honor donde han sido seleccionados 200 alumnos excepcionales, explica la revista '¡Hola!'. Encontramos a Winston Churchill, al cantante James Blunt, al actor David Niven... pero no a Enrique. Ahora bien, sí que está Guillermo, el heredero y buen muchacho, que incluso firma el prólogo del libro. Cómplice y colaborador necesario de la humillación royal, vaya.

Enrique, conocido como 'Captain Wales' / GTRES

Enric sentirá pupita, no tengan ningún tipo de duda. Es la segunda bofetada que le propinan sus excompañeros de armas, después de que en 2020 le quitaran las distinciones militares por abandonar a los Windsor. El conocido como 'captain Wales' siempre ha alabado la importancia del ejército en su desarrollo. Es el responsable de la creación de los Invictus Games, una especie de Juegos Olímpicos para veteranos y heridos en acto de servicio. Pasó 44 semanas en Sandhurst antes de convertirse en oficial, llegando a participar en operaciones en Afganistán, luchando contra los talibanes. Incluso aseguró haber matado a 25 enemigos. En las memorias dijo que los veía como piezas de ajedrez en vez de personas. Militares de rango lo hundieron por estas manifestaciones, calificándolas de traición. Un sentimiento que explica la situación actual: "No creo que haya hecho nunca algo notable durante el servicio, a pesar de que sí que fue una persona importante en Sandhurst. Sospecho que la falta de armonía con la Familia Real ha provocado que lo echen del libro", afirma un reputado excoronel. No se esconden. A por ellos, oe, pero en inglés.

Carlos y Guillermo / GTRES