Bukingham Palace: 775 habitaciones, centenares de sirvientes y una cifra extraordinaria. Y es que el palacio de Buckingham es el cuarto más caro del mundo. Su hipoteca costaría 6'3 millones de euros al mes y su valor total asciende a 1.500 millones de euros, solo por detrás del Palacio de Hofburg (1.800 M€, Viena), La Ciudad Prohibida (1.970 M€, Pekín) y el majestuoso Palacio del Louvre (París), que se lleva la palma con un valor de 2.700 millones de euros. Unos precios desorbitados para unos palacios de ensueño en los que, sin embargo, no todo el mundo quiere vivir. De hecho, ni a quien le toca lo hace: es el caso de Carlos III.
El monarca inglés se mudó ya en 2003 a su residencia actual, Clarence House, donde vive con su esposa Camilla Rosemary. Ambos lo hicieron debido a la muerte de la abuela de Su Majestad El Rey Carlos III. Clarence House se encuentra a una distancia muy humilde del actual Buckingham y es por eso que a Charles no se le pasa por la cabeza una nueva mudanza al palacio donde realmente tendría que vivir. Y es que los equipamentos de Buckingham no son necesarios para el actual mandamás de la Casa Real británica. Igual que quiere reducir la Casa Real en número de miembros -por ejemplo, quiere desquitar a Beatriz, su sobrina, del cargo de Consejera de Estado- y en número de animales -pretende convertir la cuadra real de caballos de su madre en un mero museo-, ahora también quiere reducirla en número de privilegios. Buckingham, por lo tanto, seguirá vacío de presencia real: eso sí, seguirá contando con cientos de miembros de seguridad para proteger la mansión, donde no duerme nadie. Cosas de reyes.
Purga en Windsor y en Balmoral
Carlos III tiene subiditos los humos de rey. Desde que es la máxima autoridad en UK y en el resto de territorios de la Commonwealth, SM toma decisiones siempre polémicas. Muy diferente a su predecesora, La Reina Isabel II, Carlos es todo lo contrario de lo que necesita una monarquía. En apenas seis semanas de mandato, y eso que aún no ha sido oficialmente coronado, ya ha mostrado cómo es: déspota, autoritario y acomodado. Además, como podemos apreciar con sus decisiones sobre las residencias reales, también es cortoplacista. Tiene poca memoria: debería vivir en Buckingham porque va con el cargo y no debería hacer una purga en los castillos de Windsor y Balmoral, donde pasó Isabel sus últimas horas antes de traspasar. Por lo que se sabe ahora, el rey de Inglaterra estaría planeando convertir estos dos castillos en museos. Ver para creer. Mientras tanto, los mayordomos lo seguirán vistiendo: allí no quiere hacer ninguna purga.
Un intruso en Buckingham
Si uno visita Londres, es un must hacer un free tour. Es muy típico, pero también muy necesario para entender la idiosincrasia de la ciudad y enterarse de anécdotas reales. Tan reales como la que contamos a continuación. Roza el surrealismo: y es que en Buckigham se llegaron a colar en su momento algunos intrusos. En épocas distintas, el palacio donde residió Isabel II durante la mayoría de su reinado, fue okupado por ciudadanos de a pie que querían dar la nota. Uno de ellos fue Michael Fagan, que se infiltró en palacio en el año 1982 sorteando toda la seguridad del edificio y llegando hasta la mismísima cama de la reina. Por suerte, Fagan solo quería hablar con ella y mostrarle sus preocupaciones. De esa manera, Fagan, que se llegó a sentar a escasos centímetros de la monarca mientras esta llamaba a su corte de seguridad, demostró lo fácil que era entrometerse en el cuarto edificio más caro del mundo. Tanta seguridad para nada. Ahora, a Carlos, con esta decisión, seguro que no le pasará lo que le ocurrió a su madre.