Los consejeros de Estado en Inglaterra son las personas que pueden actuar en nombre del Rey Carlos III en caso de ausencia o indisposición de este en funciones relevantes, salvo algunos casos, como es el nombramiento de un nuevo primer ministro. El propio Carlos había sido consejero de Estado de la Reina Isabel II, pero ahora es él el que tiene consejeros a su disposición. A fecha de hoy, estos son Camilla Parker-Bowles, su mujer; Guillermo, el príncipe de Gales; Enrique, el duque de Sussex; el príncipe Andrés; y Beatriz, la princesa de York. Básicamente son su esposa y los cuatro primeros miembros en la línea de sucesión real.
Pues bien, a Su Majestad le parecen pocos. Acostumbrado a ampliar como más mejor su corte de mayordomos en sus residencias reales, ahora Carlos de Inglaterra también quiere ampliar el número de consejeros de Estado. Quiere elevarlo más aún y para ello ha pedido permiso a la casa de los Lores, la segunda máxima institución parlamentaria en Inglaterra, lo que vendría a ser el Senado español. En un texto leído en el pleno, el rey solicita a los representantes del hemiciclo que también se nombren consejeros de Estado a Ana de Inglaterra y a Eduardo de Wessex. Princesa y conde, ellos dos son hijos de Isabel II. El amor fraternal de Carlos es la excusa para que ellos dos sean también sus protectores en caso de ausencia o indisposición.
"Para asegurar la eficiencia continuada de los asuntos públicos cuando no estoy disponible, como por ejemplo mientras asumo deberes oficiales en el extranjero, confirmo que estaría muy contento si el parlamento considera adecuado que el número de personas que pueden ser llamadas a actuar como Consejeros de Estado se incremente para incluir a mi hermana, la Princesa Real y a mi hermano, el Conde de Wessex", expresa His Majesty The King Charles en el comunicado. Esta decisión podría llegar en vistas de que dos de los cuatro consejeros de Estado actuales no cuentan para Carlos. Enrique sigue muy distanciado de la corona, con una vida en California junto a Meghan Markle y sus hijos, mientras que el príncipe Andrés, aunque quiere volver a formar parte de la Casa Real inglesa, no es del agrado de Carlos. Aun y el acuerdo al que llegó Andrés con Virginia Guiffre por la demanda que le puso de abusos sexuales, para Carlos no es suficiente. Andrés tiene la cruz puesta.
Un cambio que podría llegar a finales de año
Las cosas de palacio van despacio. Nunca mejor dicho. Aunque no se ha confirmado si finalmente la Casa de los Lores dará el OK a la petición del Rey, en caso de que esta prospere no se llevará a término ni se rubricará hasta finales de año. El texto real tiene que pasar aún unos cuantos trámites antes de la votación. Los hermanos de Carlos III, frotándose las manos. Todos, menos Andrés, el sacrificado.