El egocentrismo es lo peor que puede tener un rey. No por tener más títulos eres mejor o peor monarca. Dicen que aquellos que regalan y aquellos que delegan son los que se sienten mejor con ellos mismos, y este no es precisamente el caso del rey Carlos III de Inglaterra, que amasa títulos nobiliarios que, éticamente, no deberían pertenecerle.
Nos remontamos a hace año y medio, con la muerte del príncipe Felipe, el esposo de Isabel II -la reina más longeva de Inglaterra y de la historia de la Europa moderna con 70 años en el trono-. Felipe de Edimburgo estuvo a punto de cumplir 100 años cuando murió el pasado mes de abril de 2021. Con su traspaso, su título, el de Duque de Edimburgo, cayó y quedó en manos de su hijo mayor y heredero al trono, Carlos III. Sin embargo, el deseo de la reina era que este pasara a manos de otro de sus cuatro hijos, el príncipe Eduardo. Esto no sucedió.
Eduardo de Inglaterra recibió en su momento el título nobiliario de conde de Wessex. Fue a mediados del año 1999, coincidiendo con su boda con Sophie Ryss-Jhones. Sus padres le regalaron este título. Él quería el de duque de Edimburgo, pero prefería esperar a la muerte de su padre. Quería para él lo mejor y era justo que Felipe mantuviera el honorífico título de duque hasta el final de sus días. Eduardo sabía que lo acabaría heredando, pero finalmente no fue así. Las repentinas muertes tanto de Felipe como de Isabel habrían dejado en un limbo este título, que ahora pertenece a Su Majestad El Rey Carlos, que tiene la potestad de mantenerlo, de eliminarlo o de traspasárselo a Eduardo. Las opciones 1 ó 2 son las más viables, la tercera está prácticamente descartada.
Eduardo, no confíes
Una de las principales líneas estratégicas del nuevo rey inglés está siendo la eliminación de algunos de los títulos oficiales. Tras algunas polémicas, ahora le toca una guerra mediática con el conde de Wessex, Eduardo, que querrá lo que lícitamente le pertenece: su título de conde de Edimburgo. Sin embargo, Carlos III no está por la labor: este es un título, a priori hereditario y no ve con buenos ojos que, si se lo diera a su hermano Edward, este título acabaría en pocos años en manos de un auténtico desconocido de la corona inglesa, su sobrino e hijo de Eduardo, James, más conocido por ser actualmente el vizconde de Severn. Este título tiene, al parecer, nueva destinataria...
Su nieta preferida, nueva duquesa de Edimburgo, según el Daily Mail
No valorábamos una cuarta opción, y es que Carlos III le otorgara finalmente este título tan prestigioso a su nieta favorita, Carlota, que ahora es ya Carlota de Edimburgo. De 7 años, la hija de Kate Middleton y el príncipe Guillermo es desde ya duquesa, igual que la de Alba. Apenas debe saber de qué van estos regalos tan royals, pero seguro que una nueva distinción le sienta de maravilla a la niña de los ojos de Carlos III, que no es la primera vez que muestra su predilección por Charlotte. Así que culebrón resuelto: ni las declaraciones de Buckingham en plena boda en el año 1999 sirven de referente. "La Reina, el duque de Edimburgo y el Príncipe de Gales también acordaron que el príncipe Eduardo debería recibir el ducado de Edimburgo a su debido tiempo, cuando el título vuelva a la Corona", dijeron desde Palacio. Donde dije digo, digo Diego. Donde dije Eduardo, digo Carlota.