Recién coronado como el monarca británico, el rey Carlos III podría estar considerando seguir los pasos de su colega danesa, la reina Margarita II, al planear entregar el trono antes de su inevitable fallecimiento. Aunque su ascenso al trono fue precedido por 70 años de espera, las señales apuntan a que Carlos III podría sorprender al mundo al ceder el poder a su hijo, el príncipe Guillermo, y su nuera Kate Middleton, los actuales Príncipes de Gales, quienes han mantenido una presencia destacada en las casas reales.
Si el rey Carlos III llegará a renunciar o no pudiera seguir en el trono, la Corona británica pasaría a su hijo mayor, el príncipe Guillermo, quien asumiría el papel de rey, mientras que Kate Middleton se convertiría en reina consorte.
Este año no fue favorable para la salud de la familia real británica, ya que la esposa del Príncipe de Gales está recibiendo tratamiento por un tumor maligno. Middleton solo apareció en público en un par de ocasiones: durante el desfile de Trooping the Colour y en la final masculina de Wimbledon.
Aunque la abdicación del rey Carlos III parece poco probable, no se descarta del todo. Los principales medios británicos creen que el monarca está decidido a cumplir con sus deberes reales hasta el último de sus días, al igual que hizo su madre.
La pregunta que resuena en todo el Reino Unido es si esta potencial transición marcará el fin de una era real y cómo afectará a la monarquía en medio de las tensiones y cambios que enfrenta en la actualidad. Solo el tiempo dirá si el rey Carlos III optará por este inusual camino hacia la sucesión.
El pueblo pide a Carlos III que ceda el trono a su hijo mayor
Según informes de medios británicos, existe una presión creciente por parte del pueblo para que se realice este traspaso de poder, especialmente debido a las críticas que han rodeado a la pareja real desde el inicio de su romance, cuando Carlos aún estaba casado con Lady Di.
El rey Carlos III está muy enfermo y le dificulta ejercer su reinado
En febrero de este año, el rey Carlos III, hijo de Isabel II y Felipe de Edimburgo, fue diagnosticado con cáncer tras haberse sometido a una intervención de próstata. A pesar de que el rey del Reino Unido sigue cumpliendo con sus compromisos y viajes oficiales para mantener la estabilidad entre sus súbditos, una experta en realeza reveló que los médicos le habrían aconsejado reducir actividades públicas debido a preocupaciones sobre su enfermedad. Aunque el monarca parece mantener una apariencia de fortaleza, su estado de salud está generando inquietud entre su entorno, que comienza a evaluar posibles alternativas en caso de que no pueda seguir desempeñando sus funciones.