Juan Carlos I es un hombre nuevo. En sus últimas apariciones se le ha visto mucho más jovial. Presenta un aspecto rejuvenecido y ha mejorado considerablemente en sus problemas de movilidad. Está ilusionado y feliz. Aunque en 2020 se decidió exiliarle a Abu Dabi por sus últimas polémicas, el emérito es totalmente libre, todos sus cargos han desaparecido, por este motivo ha decidido por voluntad propia que ya no debe dar explicaciones a nadie y puede hacer lo que desee. Es por ello que ha reaparecido en España hasta en cuatro ocasiones en estos nueve meses del año. Un par más en Reino Unido. 

Precisamente a Reino Unido ha viajado esta última vez por el Mundial de Vela, pero en otras ocasiones para visitar a su íntimo amigo Carlos III. El emérito ha pedido ayuda al nuevo rey británico para librarse de Corinna Larsen, una mujer de la que todavía continúa enamorado pero le ha dado más problemas que alegrías. Aunque la mujer cobró una importante fortuna para garantizar su silencio, finalmente lo ha roto por completo, quiere más dinero. 

Juan Carlos estrecha la mano a Carlos III

La demanda de acoso de Corinna Larsen a Juan Carlos I carece de jurisdicción 

La jueza del Tribunal Superior de Inglaterra y Gales Rowena Collins Rice ha desestimado la demanda por acoso presentada contra Juan Carlos I por parte de la empresaria alegando falta de jurisdicción para juzgar esta demanda. “Mi conclusión principal es que el Tribunal Superior carece de jurisdicción para juzgar esta demanda. Esto se debe a que no se ha interpuesto contra el acusado en su país de residencia, como es su derecho por defecto; y la acusación no ha demostrado que su reclamación esté amparada por una excepción a esa regla”, ha explicado Collins Rice en el escrito enviado a los medios de comunicación.  

Corinna Larsen y Juan Carlos I

Si hubiese seguido adelante con el caso, habría rechazado los cambios en el escrito de alegaciones de Corinna. Entre los argumentos de Collins Rice está “la incoherencia de sus planteamientos respecto a la decisión del Tribunal de Apelación sobre el alcance de la inmunidad del acusado”. Además, según la jueza, no hay motivos suficientes para que se ajuste al delito de acoso. 

Es muy probable que haya sido Carlos III quién haya mediado por su amigo y haya conseguido que Juan Carlos venza a Corinna Larsen. De esta forma se demuestra una vez más que la justicia no es igual para todos. El emérito ha tirado de contactos para librarse de la condena. Ahora ya tiene el camino libre gracias a su íntimo amigo para poder desplazarse con total tranquilidad, incluso quedarse a vivir en España si lo desea. En cualquier sitio menos en Zarzuela.