Esta criatura que ven en la pantalla es una Borbón de las que pasean por el mundo. Pertenece a una rama, sin embargo, "menor": la de las Dos Sicilias. Ha llovido muchísimo desde que perdieran su reino, pero de títulos nobiliarios y de pasta gansa van plenos, como los primitos de Madrid. Ahora bien, el caso de que nos ocupa tiene un componente que no se estila demasiado, o al menos de esta manera, en La Zarzuela: el exhibicionismo.
Tienes que salir de la Familia Real e ir a parar a Victoria Federica para encontrar algo parecido, aunque a distancia. Porque ni a la pequeña de la infanta Elena le ha pasado por la cabeza, que sepamos, liarla así para obtener likes en sus redes sociales, como acaba de hacer María Carolina Bourbon Deux Siciles, nuestra protagonista.
La prima, muy lejana lejanísima, de Leonor y Sofía, tiene 20 años y un estilo de vida hedonista y lleno de lujo. De París a Montecarlo y de Montecarlo a Saint Tropez, estos son sus territorios habituales. Su padre es Carlos de Borbón y Chevron-Villette, actual duque de Castro, y su madre Camila Crociani. Parece que uno aportó la "nobleza" y la otra los millones que queman sus criaturas. Sí, porque Carolina tiene una hermana pequeña, Chiara, que va por el mismo camino que ella. La pareja está catalogada como las solteras más top de su universo monárquico, dicen que los aspirantes a los futuros tronos también aspiran a ellas. Chiara, por ejemplo, parece que ya ha hecho diana: Christian de Dinamarca. Mientras tanto, Carolina espera su oportunidad. Lo hace en la playa, no demasiado preocupada. O sí: en cómo llamar la atención. Y qué mejor que esta pamela que es más bien un sombrilla.
Carolina de Borbón y Dos Sicilias, sesión de fotos estrambótica en la playa
"When you want to be in the shade but also want to swim in the sea… so you end up buying a HUGE hat to do both", escribe. "Cuando quieres estar a la sombra, pero también nadar en el mar... te acabas comprando un sombrero enorme para hacer ambas cosas". Oh, qué ocurrencia, fantástico. A la súperpamela le acompaña un bikini no menos chillón, aunque es difícil de superar el anterior. Muy bien. La mujer se pone delante de la cámara así, ahora así, luego otra postura... que guay todo. Muy apañada la chica, va sola a la playa con todo este atrezzo y consigue hacerlo todo: el estilismo, las fotos y las risas. Qué buen partido, ¿verdad? Pues no crean, porque hay trampa. Una clasista al máximo, cosa que genera furia, polémica y cierto asco.
Clasismo borbónico de la primita de Leonor y Sofía: la criada fotógrafa
Atención a la cara 'B' de esta sesión fotográfica que publican las agencias de prensa, porque tiene tela marinera. A Carolina le acompaña la sirvienta, la criada, pongan el nombre más clasista, elitista y rancio que quieran, que acertarán. Una mujer mayor vestida de uniforme, a la que la tipa permite ponerse un pañuelo (de sonarse los mocos, literalmente) para taparse la cabeza bajo un sol de justicia, mientras hace las fotos. Una profesional que merece una estatua, sí, pero la escena provoca náuseas. No es puede ser más desvergonzada, explotar así al servicio para exhibirse de una forma frívola y penosa. Carolina, un cero patatero.
Reacciones al show de la Borbón
La reacción? Muchos que aplaudirían lo que fuera si les entra por la vista, pero otros que saben el truco y le leen la cartilla: en qualsevol cosa si els hi entra pels ulls, però els que coneixen el truc li canten la canya: "Felicidades a tu empleada de hogar por las fotos", "¿de verdad la tienes que llevar con uniforme?", "patética", "ridícula".
Otro nombre en la lista negra de Letizia. La primita Carolina.