Alexandra Carlota Ulrica María Virgina de Hannover, duquesa de Brunswick y Luneburgo y princesa de Gran Bretaña e Irlanda. Este es el largo y nobilísimo linaje de la hija más desconocida de Carolina de Mónaco, Alexandra, que tuvo con Ernesto de Hannover. Una de las princesas con más títulos nobiliarios de Mónaco, que no se quita de encima el sanbenito de ser la más desconocida de los cuatro hijos de la princesa monegasca, ya que Carlota, Andrea y Pierre, los tres hijos que tuvo con Stefano Casiraghi suelen ocupar muchas más páginas en las revistas del corazón. Aun así, dicen que Alexandra es la niña de los ojos de su madre.
La joven, que ya tiene 23 años, a pesar de ser 'marginada' por muchas realezas, está tan feliz de la vida. Y buena parte de su felicidad viene de cómo de enamorados están ella y su pareja, un guapérrimo, millonario (sus padres trabajan en la banca) y altísimo novio (el chico hace ni más ni menos que 1,96 de altura) con quien ya hace tiempo que salen. Se llama Sylvester Strautmann y desde hace seis años, forma con Alexandra una de las parejas más cuquis de las royals europeas. Juntos, tienen buena pinta. Y ahora se les ha vuelto a ver juntos, al lado del tío de la chica, el príncipe Alberto, en una exposición del pintor Claude Monet.
El chico, como Alexandra, viene de una familia de origen alemán, y desde que lo presentó en sociedad en un Baile de la Rosa, su relación va viento en popa, guste o no a sus detractores. Aunque la primera vez que los vieron juntos fue haciéndose arrumacos en el palco del estadio Louis II mientras el Mónaco jugaba un partido de fútbol (se conocieron en el 2016 en una carrera solidaria). A priori, su suegra Carolina está encantada con el yerno que le ha tocado en suerte, pero un detalle del joven la tiene sin dormir. Strautmann, que ya tiene 25 años, después de jugar a baloncesto en Mónaco y de estudiar administración de empresas, es un joven que los que lo conocen dicen que tiene muchos encantos. Y Carolina, encantada de la vida con él. Pero según alguna publicación, como Mujerhoy, "posee además de sus encantos unas inquietudes empresariales que su suegra considera poco adecuadas" y que la hacen estar con cara de vinagre.
El novio de Alexandra, con solo quince años, ya tuvo la idea de crear MBMC, una empresa destinada a, atención, animar las noches de los clubs más exclusivos de Mónaco. Vaya, que es un empresario de la noche... Y Carolina de Mónaco que ya se pone tensa. ¿Por qué? Por aquello de ser deportista de día y empresario de la noche cuando el sol se pone. Según la mencionada publicación, "le chirría a la matriarca de los Casiraghi muchísimo". ¿Por qué? "Quizá porque en sus años salvajes y adolescentes sufrió en sus carnes lo que significaba enamorarse hasta las trancas de un auténtico emperador de la noche parisina como fue Philippe Junot". Una relación de la cual salió escaldada. Aunque su yerno no ha protagonizado ningún escándalo al respecto, "la afición del novio de su hija por la nocturnidad monegasca no ha cedido ni un ápice".
Alexandra continúa con sus estudios y él sigue vendiendo sus servicios como DJ en los locales nocturnos de la Cóte d'Azur, según dicen, "mientras su suegra no le quita ojo"... Y es que no se puede tener al yerno perfecto. Algún defecto tenía que tener el chico.