La llama olímpica ha encendido el Principado de Mónaco la tarde del martes 18 de junio, con una espectacular ceremonia que ha contado con la presencia de la Familia Real monegasca. Alberto II y Charlène de Mónaco, vestidos a juego con el atuendo oficial, y acompañados por sus hijos mellizos, Jacques y Gabriella, han recogido el histórico símbolo ante la atenta mirada de todos. La pareja real fue la última en portar la antorcha, sucediendo a figuras destacadas como el piloto de Fórmula 1 Charles Leclerc, la esquiadora Alexandra Coletti, la tenista de mesa Xiaoxin Yang y el piloto de bobsleigh Rudy Rinaldi, el deporte que llevó al príncipe Alberto a los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988 a 2002.

Alberto y Charlene de Mónaco
Alberto y Charlene de Mónaco

Entre la distinguida audiencia se encontraban Pierre Casiraghi y su esposa Beatrice Borromeo, él con un impecable traje beige y ella con un vestido celeste claro y bolso de Dior. Sin embargo, quien realmente acaparó todas las miradas fue Carolina de Mónaco, cuyo look ligero y veraniego compuesto por un pantalón beige, una holgada blusa blanca y unas gafas oscuras causó verdadero revuelo. Y es que fue bajo el resplandeciente sol monegasco y rodeada de banderas olímpicas que Carolina sorprendió a todos los presentes con un cambio de imagen que dejó boquiabiertos a propios y extraños.

La mayor de los Grimaldi deslumbra con su nuevo look

Carolina de Mónaco, reconocida por lucir con orgullo su cabellera grisácea, ha decidido dar un giro de 180 grados a su imagen. La hermana mayor del príncipe Alberto ha optado por teñirse la melena con un tono rubio claro que la rejuvenece visiblemente, quitándole de un plumazo una década de encima. Este cambio radical también le aporta una apariencia más fresca y luminosa al rostro, ideal para la llegada del buen tiempo estival. Esta transformación capilar fue meticulosamente planeada, realizándose mediante la técnica balayage en un tono rubio platinado que crea una transición suave y uniforme, evitando así el contraste abrupto de las raíces

El balayage es una técnica delicada que implica la aplicación estratégica de decolorantes en finas hebras de cabello distribuidas por toda la melena, logrando así un tono rubio que neutraliza las canas presentes. Este proceso ha dado como resultado un look renovado y juvenil para Carolina de Mónaco que sin duda ha causado revuelo entre los monegascos, quienes se habían acostumbrado a ver a la princesa con su melena grisácea.

Carolina de Mónaco en el encendido de la llama olímpica
Carolina de Mónaco en el encendido de la llama olímpica

Carolina de Mónaco marca tendencia

Este audaz cambio de imagen no ha pasado inadvertido y ha sido ampliamente comentado tanto en los círculos de la realeza como en los medios de comunicación. Expertos en moda y belleza han elogiado la decisión de Carolina, destacando cómo su nuevo look rubio le aporta un aire fresco, renovado y moderno a su imagen, realzando su belleza de una manera sorprendente.

Con su renovada apariencia, Carolina de Mónaco no solo ha dado un paso adelante en su estilo personal, sino que también ha marcado tendencia y ha demostrado que, incluso en la realeza, la belleza no tiene edad. En un mundo donde la imagen pública es constantemente evaluada, Carolina de Mónaco ha demostrado que el verdadero poder radica en la autenticidad y la capacidad de adaptarse y reinventarse con gracia y dignidad.