El pasado 16 de diciembre, el príncipe Alberto y su hermana, Carolina de Mónaco, estuvieron presentes en el estreno de "El Fantasma de la Ópera" en Montecarlo. Se trató de una nueva producción de este clásico teatral, celebrando así el fin de año en la Ópera de Montecarlo, un teatro único diseñado por Charles Garnier, además del icónico escenario parisino que inspiró la historia basada en la novela de Gaston Leroux. Para esta ocasión especial, los príncipes optaron por atuendos elegantes: Alberto lució un esmoquin y pajarita, mientras que Carolina vistió un traje de terciopelo azul con bordados blancos.

El atuendo que lució la princesa Carolina en el estreno pertenece a la firma Seren London, una creación exclusiva para Net-a-Porter. Aunque este fue su debut público con esta pieza, es probable que lo tenga desde hace varios años, dado que forma parte de la colección de invierno de 2018. La madre de Carlota Casiraghi complementó su look con zapatos de tacón negro, un delicado bolso de terciopelo a juego y joyas en tonos azules. Sin embargo, lo que más captó la atención no fue tanto el atuendo en sí, que difiere de los clásicos diseños de Chanel a los que nos tiene acostumbrados, sino más bien su apariencia, que parecía mostrar claros signos de envejecimiento.

Envejecer al natural: ¿valentía o indiferencia?

Últimamente, la esposa de Ernesto de Hannover ha decidido dejar de teñir su cabello y ha abrazado sus canas con total naturalidad. Además, ha optado por evitar intervenciones invasivas para rejuvenecer su piel, como el uso de bótox o ácido hialurónico. Esto ha llevado a que las arrugas, líneas de expresión y bolsas debajo de sus ojos sean más notorias, lo que ha provocado opiniones divididas. Algunos afirman que su apariencia denota descuido y sugiere una edad mayor de la que realmente tiene.

Los seguidores de Carolina, reconocida como la primera dama honoraria de Mónaco, han expresado tristeza y desilusión en las redes sociales al observar el actual estado de la princesa. Para muchos resulta increíble ver a Carolina de Mónaco, quien fue la reina indiscutible de las revistas del corazón y una figura destacada en la escena real en las décadas de los 70 y 80, presentarse de esta manera. ¡Pero las imágenes hablan por sí solas!

Carolina de Mónaco y su decisión de envejecer sin artificios

A pesar de las críticas recibidas en los últimos años, la primogénita de Rainiero y Grace Kelly ha mostrado una valiente determinación al elegir envejecer con naturalidad, aceptando sin reservas las marcas del tiempo. Este acto de autenticidad ha resonado poderosamente en la escena internacional. Carolina de Mónaco se ha erigido como un ícono innegable de belleza, sofisticación y elegancia. Su firme decisión de rechazar la presión por aparentar una juventud artificial la distingue de otras figuras famosas en el mundo del entretenimiento que recurren a intervenciones quirúrgicas y tratamientos cosméticos para modificar su aspecto.

De hecho, el reconocido periodista Boris Izaguirre ha compartido su admiración por Carolina de Mónaco en un artículo para 'El País', donde ha expresado lo siguiente: “Carolina de Mónaco ha crecido frente al escrutinio público. Pese -o quizás- a todo eso ha decidido no recurrir a la cirugía plástica para enfrentar la vejez. Y así la vemos, al lado de su hija Carlota, sin teñirse el pelo, la piel cansada, párpados caídos. Pero con una determinación que algunos ven desafiante”.