La prensa enfocada en las noticias royal nos tiene totalmente informados de los pasos de los aristócratas en este verano. Algunos no han dejado de lado los compromisos, la agenda sigue demandando la presencia de muchos. Sin embargo, también sabemos que algunos de estos personajes de sangre azul tienen planes ya trazados. Regreso a sus propiedades de verano, destinos playeros, visitas fuera del radar, ¡y mucho más! Por su parte, la princesa Carolina de Mónaco dejó de lado la costa francesa y su lujoso yate para irse unos días a una de las propiedades más recónditas de los Grimaldi. 

Hace unos días, Carolina de Mónaco aterrizó en un avión privado en el aeródromo de Laon-Chambry, como confirmaron algunas revistas francesas. Únicamente acompañada de sus mascotas, la recogió un equipo de seguridad y de ahí partió a la zona norte de Francia, muy próxima a la frontera con Bélgica. La fortaleza en la que se instaló es el Castillo de Marchais. Una decisión que no nos ha sorprendido demasiado. 

Castillo de Marchais
Castillo de Marchais

La hermana de Alberto siente un afecto particular por este castillo, en el que pasó mucho tiempo cuando era niña. Está dispuesta a permanecer en dicha propiedad hasta los últimos días del mes de agosto, por lo que no sabremos muchos más detalles sobre ella. Ahora bien, el Castillo de Marchais pertenece a los Grimaldi desde el siglo XIX. Fue adquirido en ese entonces porque Antonieta de Verona (tatarabuela del príncipe), quería sentirse más cerca de su Bélgica natal y estas tierras parecían evocar su recuerdo. Son muchas las generaciones que han pasado sus días ahí, un sitio ideal para desconectar y dedicarse a diversas actividades. 

Carolina de Mónaco da rienda suelta a su afición en solitario 

Otro detalle que hay que saber sobre la mencionada fortaleza es que resulta prácticamente inaccesible. Está rodeada de más de 1400 hectáreas de terrenos boscosos, jardines y vegetación densa, además de que Rainiero III mandó a instalar dispositivos de seguridad para hacer del recinto más seguro para sus visitantes. De hecho, apenas hay registros de cómo luce la propiedad. Los expertos han explicado que esta es la vivienda más privada de las que poseen los Grimaldi, dentro de un inmenso radio, no hay nada que se pueda vislumbrar ni mucho menos reportar. 

El verano es una de las épocas más favorables para disfrutar del entorno privilegiado y la naturaleza que rodea al castillo. Esto es algo que no se le escapa a la princesa de Hannover, sobre todo porque es la ocasión ideal para darle rienda suelta a su afición por la caza. Cuando era joven, la royal era la que más acompañaba a su padre en sus expediciones de caza y se convirtió en una hábil cazadora de perdices. 

Carolina de Mónaco
Carolina de Mónaco

De hecho, en los viajes de la familia real no podían faltar escapadas para realizar estas aventuras. Era la actividad preferida del príncipe Rainiero y pasó a ser la de su primogénita. Se dice, inclusive, que Carolina llegó a derribar 700 ejemplares en un fin de semana de cacería en 2002. Esa vez estuvo a solas con su padre. 

Todo parece indicar que Carolina de Mónaco estará ocupada las próximas semanas recreando sus días más felices.