Los entresijos de la realeza son un tema de constante fascinación para muchos, y la familia Grimaldi no es una excepción. A pesar de la ostentación y las formalidades, es común que surjan tensiones que quedan al descubierto. En el caso específico de Carolina de Mónaco y la princesa Charlene, parece evidente que su relación dista mucho de ser amistosa, aun cuando se desenvuelven en un ambiente marcado por la etiqueta y el protocolo.
El año 2021 fue un período particularmente desafiante para Charlene, quien se vio obligada a permanecer en Sudáfrica debido a una infección de oído, dejando a la princesa Carolina al frente de las responsabilidades reales en su ausencia. Sin embargo, esta situación también avivó los rumores sobre posibles desacuerdos entre las dos cuñadas. Ahora bien, aunque los gestos públicos recientes sugieren una relación distante entre ellas, las especulaciones sobre tensiones más profundas han persistido durante mucho tiempo.
El persistente conflicto entre Charlene y la familia principesca parece remontarse a su llegada a Mónaco en 2011, un tema que recientemente destacó la revista 'Gala'. Según se comenta, Charlene Wittstock confió a un amigo su agotamiento frente a los maliciosos rumores del Principado, llegando incluso a describir a Mónaco como "un nido de tiburones y víboras". La ex nadadora olímpica ha enfrentado una serie de desafíos para ser aceptada tanto por la sociedad monegasca como por la Familia Real. Aunque ha mantenido una relación más cordial con Estefanía, su vínculo con Carolina ha sido particularmente tenso. La mayor de los Grimaldi, acostumbrada a ser el centro de atención, parece no haber hallado en Charlene la seguridad ni el encanto que considera esenciales para su posición.
Carolina de Mónaco etiqueta a Charlene como "la drogadicta" por su supuesto abuso de pastillas
A pesar de sus intentos por enmascarar su mutua aversión a lo largo de los años, parece que no han logrado ocultarla del todo. Se rumorea que tras los muros del Palacio Grimaldi, la princesa Carolina se refiere a la esposa de su hermano con un apodo cruel y despectivo. Se dice que la llama "la drogadicta", en alusión a un supuesto excesivo consumo de somníferos. Según informa la revista 'Here', la princesa Charlene habría estado tomando una combinación de "Stilnox, Imovane y derivados de Carfentanil" durante casi una década, superando ampliamente las dosis recomendadas por los profesionales médicos.
Charlene cede ante la presión: internada en clínica de rehabilitación por orden del príncipe Alberto
Una fuente cercana a la princesa Charlene reveló que ella "ya no pudo soportar la presión y la malicia de ciertos miembros de la familia que la han hecho sufrir en silencio durante diez años", refiriéndose específicamente a Carolina de Mónaco. Esta supuesta adicción ha generado preocupación dentro de la familia real, e incluso se informa que el príncipe Alberto intervino, pidiendo a su esposa que tratara su problema mientras estaba fuera del Principado. Charlene cumplió con esta petición y se internó en una clínica de rehabilitación en Suiza. Sin embargo, tras su regreso a Mónaco, parece que su adicción ha vuelto a resurgir, lo que ha exacerbado las tensiones con Carolina de Mónaco, quien no tolera que una “adicta” desempeñe el papel que en su momento ostentó su madre, Grace Kelly.