El 3 de octubre de 1990, la vida de Carolina de Mónaco dio un giro inesperado y doloroso. Ese día, su esposo Stéfano Casiraghi perdió la vida en un trágico accidente off-shore en la bahía de Montecarlo. A sus 30 años, Stefano dejó a Carolina con tres hijos en común: Carlota, Andrea y Pierre. La tragedia dejó un vacío imposible de llenar en la vida de la princesa. En medio de su dolor, Carolina encontró un refugio en la familia de su esposo, especialmente en su suegra, Fernanda Biffi, quien hoy tiene 96 años y lleva una vida retirada de los reflectores.
Recientemente, la matriarca del clan Casiraghi volvió a ser noticia debido a una entrañable imagen compartida en Instagram por su nieta Fernanda Casiraghi. En la foto, aparecía Pierre Casiraghi, hijo de la princesa Carolina, junto a su hijo Francesco, de cuatro años, durante una visita a su abuela en la que le regalaron un perro de raza pomerania al que llamaron Gioacchino. La descripción de la imagen, escrita por Fernanda Casiraghi, expresaba la felicidad que el nuevo miembro de la familia había traído a todos, especialmente a su "nonna Fernanda”.
El apoyo inquebrantable de Fernanda Biffi
Fernanda Biffi reside en Villa Cicogna, ubicada en Fino Mornasco, Italia. Allí ejerce de anfitriona para sus familiares, nietos y bisnietos, incluyendo a Carolina de Mónaco. A pesar de la distancia y los años que han transcurrido desde la muerte de Stéfano, Carolina continúa refiriéndose a ella como "mamma", dado que la considera una figura materna. Esto es especialmente significativo debido a la pérdida de su madre, la icónica princesa Grace Kelly, en un trágico accidente de coche en 1982, cuando Carolina tenía solo 25 años. A pesar del profundo vacío que dejó la ausencia de Grace Kelly en la vida de sus tres hijos, Carolina, Alberto y Estefanía, es innegable que la mayor de los Grimaldi halló en su suegra un referente materno que se convirtió en su principal fuente de apoyo, especialmente tras la trágica pérdida de Stéfano Casiraghi, el gran amor de su vida.
Una vida alejada de los reflectores
A diferencia de la familia Grimaldi, que está constantemente en el ojo público debido a su posición en el Principado, los Casiraghi han llevado una vida alejada de los focos mediáticos. Giancarlo Casiraghi, el esposo de Fernanda, transformó una empresa de carbón en un exitoso imperio financiero e inmobiliario, del cual Fernanda es presidenta honoraria. El negocio familiar de los Casiraghi ha pasado de generación en generación, y, en la actualidad, Pierre Casiraghi es accionista de la constructora Engeco, fundada por su padre. A pesar de las tragedias que han afectado a la familia, han mantenido su enfoque en los negocios y han evitado la atención de los medios.
Giancarlo Casiraghi falleció en 1998, ocho años después de la muerte de su hijo Stefano. Su funeral reunió a la familia Casiraghi, con Carolina acompañada por su padre, el príncipe Rainiero, y su hijo Andrea. Esta dolorosa pérdida fortaleció aún más los lazos familiares y el vínculo entre Carolina y su ‘mamma’. Y es que, a pesar de las tragedias que han marcado sus vidas, el apoyo y el cariño de Fernanda Biffi han sido un faro de luz en los momentos oscuros de Carolina de Mónaco.