Como ha sido costumbre anual desde que fuera instaurado por la icónica Grace Kelly hace más de seis décadas, la familia real de Mónaco ha llevado a cabo su tradicional Baile de la Rosa el sábado 23 de marzo, marcando así el inicio de la primavera. En esta 68ª edición, celebrada en la Salle des Étoiles del Sporting Monte-Carlo, se optó por una temática disco, lo que se reflejó en los atuendos ochenteros y una decoración deslumbrante que dominaron el evento.
Las lentejuelas se convirtieron en las estrellas indiscutibles de la noche, resaltando en los atuendos de las invitadas y las anfitrionas como Charlene de Mónaco y Beatrice Borromeo. Sin embargo, hubo alguien que brilló con luz propia al mostrar cómo lucirlas con maestría: Carolina de Mónaco. La princesa monegasca optó por un sofisticado vestido negro largo de lentejuelas diseñado por Chanel. El vestido destacaba por su elegante caída hasta el suelo y por el cinturón contrastante que resaltaba la cintura, haciéndolo especialmente favorecedor. La princesa de Hannover complementó su vestido con un bolso de mano estilo clutch de forma rectangular y unos llamativos pendientes en tonalidades rosas, que aportaban un toque de color y armonizaban con la temática floral del evento.
Sin cirugías, sin secretos: la determinación de Carolina de Mónaco
Sin embargo, lo que más llamó la atención no fue tanto su atuendo en sí, sino más bien su apariencia, que parecía exhibir signos evidentes de envejecimiento. Carolina ha decidido abrazar su edad sin recurrir a retoques estéticos, como el bótox o el ácido hialurónico. Esto ha resultado en que sus arrugas, líneas de expresión y bolsas debajo de los ojos sean más evidentes. Asimismo, ha decidido dejar de teñir su cabello, mostrando sus canas con total naturalidad, lo que ha generado opiniones divididas.
Algunos críticos consideran que su apariencia denota descuido, mientras que otros la elogian por su valiente determinación de envejecer auténticamente. A sus 67 años, la mayor de los Grimaldi se ha convertido en un ícono de belleza, sofisticación y elegancia, desafiando los estándares de juventud artificial prevalentes en la industria del entretenimiento.
Elogios de un reconocido periodista
El reconocido periodista Boris Izaguirre ha expresado su admiración por Carolina de Mónaco en un artículo para 'El País', elogiando su elección de no recurrir a la cirugía plástica para combatir el paso del tiempo, describiendo a la princesa como una mujer "valiente". "Es lo que pienso al verla asumir el paso del tiempo sin recurrir a intervenciones estéticas severas”, escribió el periodista.
Y agregó: “Carolina de Mónaco ha crecido frente al escrutinio público. Ha vivido pocos días de su vida sin ser observada. Pese -o quizás- a todo eso ha decidido no recurrir a la cirugía plástica para enfrentar la vejez. Y así la vemos, al lado de su hija Carlota, sin teñirse el pelo, la piel cansada, párpados caídos. Pero con una determinación que algunos ven desafiante. La madurez de Carolina Grimaldi se abre a una inesperada forma de entender el hacerse mayor, con una renuncia que sorprende en estos tiempos tan perfilados por lo artificial”. Así, Carolina de Mónaco se ha convertido así en un modelo de belleza sin artificios, desafiando las normas de una sociedad obsesionada con la juventud eterna. Su decisión de envejecer con gracia y dignidad inspira a millones de personas en todo el mundo.