El próximo 6 de mayo, Carlos III será coronado como rey de Inglaterra. Sin embargo, en medio de la expectación generada por este evento histórico en la historia de la monarquía británica, la prensa francesa ha generado una gran polémica entre las dos archienemigas del Principado de Mónaco, las princesas Charlene y Carolina. Según ha trascendido, algunos medios franceses han confirmado que ni Alberto de Mónaco ni su esposa Charlene viajarán a Londres para la coronación de Carlos III. De hecho, un experto en realeza indicó en una entrevista que la presencia del soberano monegasco y su esposa podría ser consideraba como inapropiada, ya que no está bien visto que un jefe de Estado acuda a la coronación de otro jefe de Estado, lo que ha generado una gran expectativa ante la posibilidad de que la Casa Grimaldi no esté representada en este magno evento.
Sin embargo, la princesa Charlene ya ha pensado en una solución que no ha sido del agrado de Carolina de Mónaco, dado que supone el bochorno más grande de la mayor de los hermanos Grimaldi en los últimos años, ya que ha sido elegida para representar al Principado en la coronación de Carlos III, el hombre que pudo haber sido su primer marido. En la década de los años 70, la princesa Carolina se vio involucrada en un intento de compromiso con el entonces príncipe Carlos debido a la presión de su madre, Grace Kelly, y de la prensa. En el documental ‘Paxman on the Queen's children’, de Jeremy Paxman, se evidencia cómo Carolina de Mónaco y el heredero al trono británico solían coincidir en galas y eventos, e incluso compartían coche de ser necesario. Esto hizo que se generara una gran tensión entre ellos, dado que Carlos sabía que no había mejor candidata que la princesa Carolina para contraer matrimonio y era la mejor opción en ese momento.
Carolina de Mónaco quiere evitar a toda costa un nuevo encuentro con Carlos III
No obstante, la posibilidad de un compromiso entre ellos se desvaneció cuando la primogénita del príncipe Rainiero se casó con Phillippe Junot, en 1978. Tres años más tarde, Carlos se casó con Diana Spencer, pero el interés de la prensa ante un posible romance entre Carlos y Carolina no desapareció. De hecho, en 1988, Carlos III fue captado mientras trataba de forma especial a Carolina durante una cena de gala en el Castillo de Chambord. Este trato tan cercano enfureció a Lady Di, quien decidió abandonar el lugar en medio de un ataque de celos por el coqueteo de su marido con la princesa monegasca.
En la actualidad, el rey Carlos y la princesa Carolina no tienen una muy buena relación, así que prefieren mantener la distancia entre ellos para evitar nuevos escándalos. Sin embargo, la princesa Charlene no está dispuesta a dar su brazo a torcer y obligaría a su cuñada a asistir a la ceremonia de coronación del nuevo monarca británico, recordándole así quién manda ahora en el Palacio Grimaldi.