La infanta Cristina no tiene pensado enamorarse de nuevo a largo plazo. A día de hoy se desconoce si volverá a rehacer su vida o seguirá el ejemplo de su hermana y se quedará soltera. El año pasado se comentó que se le había visto en buena compañía de varios hombres que pertenecían a su grupo de amigos, también conocidos de Iñaki Urdangarin. El exjugador de balonmano usó sus cartas para beneficiarse en el divorcio y aseguró que la hermana de Felipe VI le había sido infiel en numerosas ocasiones cuando estuvo en prisión.

Como hija de Juan Carlos I, siempre ha sido muy discreta con su vida, aunque se marchó a estudiar a Barcelona y se quedó a vivir en la capital catalana estando siempre en el foco mediático. Por ello, su historial amoroso es conocido por todos los españoles. La mayoría de hombres que han conquistado a la infanta han sido deportistas. Iñaki Urdangarin era uno de los mejores jugadores del FC Barcelona.
Juan Carlos I intentó frenar las relaciones de la infanta Cristina porque no le gustaba ninguna de ellas. Todos eran plebeyos, y algunos deportistas incluso conflictivos, con un oscuro pasado. Envió al CNI a que le investigasen. La peor experiencia la vivieron con Jesús Rollán. La infanta siempre ha tendido a enamorarse de la persona equivocada. Francisco Ávila y Alberto Martínez escribían un libro dedicado al deportista, “Jesús Rollán: Eterno”, donde relatan con todo lujo de detalles la relación del waterpolista con la hija de Juan Carlos.
Jesús Rollán llevaba a la infanta Cristina por muy mal camino
Dicen que la infanta Cristina se enamoró perdidamente de Jesús Rollán, iba a ser el amor de su vida. "Ella se había enamorado de Rollán, aunque finalmente la cosa no cuajó porque él tenía novia y nunca le dio el sí que ella anhelaba. Del amor, pues, pasaron a una amistad que parecía inquebrantable y que sirvió para que la hija de los reyes eméritos conociera al amor de su vida, el hombre que ha sido su marido durante casi 25 años". Continuó el contacto con ella y es que era muy amigo de la pareja, aunque se enfadó cuando no le invitaron a la boda.
“Desde el primer momento existió una gran afinidad entre Rollán y Cristina, dado el magnetismo del portero y su poder de seducción”, escriben los autores del libro, pero a Casa Real no les gustaba su carácter gamberro, no era una buena amistad para Cristina. “Una noche, por la Diagonal, el portero viajaba con Cristina en su coche; Jesús, para perder de vista a los escoltas, se saltó un par de semáforos en rojo, por lo que los guardas de seguridad de la infanta tuvieron que llamar a Cristina para que advirtiese a Jesús de que no volviera a hacerlo".
El jugador de waterpolo no era la mejor elección para su hija. Aunque era un atleta, se dejó llevar por la vida nocturna y experimentó con drogas, lo que terminó afectando su carrera deportiva. Sin embargo, ese no fue su mayor problema. Además de sufrir episodios psicóticos y las secuelas del consumo de cocaína, su verdadero declive se produjo por una profunda sensación de soledad, que agravó su depresión y sus trastornos psicológicos. "Él decía que no podía estar solo, por eso su casa acabó convirtiéndose en el Hostal Rollán Manzanares", recuerda Alberto Martínez.
