El comportamiento rebelde de Froilán, el nieto favorito de Juan Carlos I, ha dado de qué hablar durante los últimos años. Aunque el emérito siempre ha demostrado un cariño especial por él, su relación no ha estado exenta de complicaciones, principalmente por las constantes polémicas en las que se ve envuelto el joven. A lo largo de su vida, Froilán ha sido conocido por su falta de interés en los estudios y su amor por la fiesta, lo que le ha llevado a meterse en más de un problema.
Hace casi dos años, Froilán se mudó a Abu Dabi, donde reside en un piso de lujo de 500 metros cuadrados, una vivienda proporcionada por su abuelo tras los continuos quebraderos de cabeza que el joven le ocasionaba a la Casa Real. Desde su llegada a los Emiratos, ha intentado alejarse del foco mediático, pero sus costumbres siguen siendo un tema delicado para la familia real. A sus 26 años, sigue con un estilo de vida lleno de desafíos personales, algunos de los cuales podrían tener repercusiones más serias.
Froilán, asiduo a las partidas de póker
Una de las aficiones de Froilán es el póker, según reveló el portal Don Balón. Un juego al que se entrega a menudo en sus visitas a Madrid. El joven apuesta grandes sumas de dinero en sus partidas, que en muchas ocasiones, como suele ocurrir en este tipo de prácticas, acaba perdiendo.
Esta afición no es desconocida para la Casa Real ni para su abuelo Juan Carlos I. El emérito, ha estado allí para respaldar a su nieto. Y es con dinero del emérito con el que Froilán ha cubierto todas las pérdidas. Según fuentes cercanas a la familia, Juan Carlos, como a todos sus nietos, menos a la princesa Leonor y la infanta Sofía, le proporciona una asignación mensual de 10.000 euros a Froilán que le sirven para cubrir sus caprichos, vicios y aficiones.
La paga del abuelo cubre las pérdidas
Aunque Froilán ha logrado mantenerse alejado de los medios de comunicación, su familia no puede evitar estar al tanto de su comportamiento. La infanta Elena, su madre, ha tratado de corregir su camino en varias ocasiones, pero sin éxito. A lo largo de los años, Froilán ha repetido curso en distintas ocasiones y ha abandonado varias carreras universitarias. Para intentar mejorar su comportamiento, fue internado en el extranjero, pero el paso del tiempo no ha traído los cambios esperados. El joven parece continuar metiéndose en problemas, ahora lejos de la mirada pública.