Desde que la princesa Leonor comenzó su formación en el Juan Sebastián Elcano el 11 de enero, una serie de problemas ha marcado su travesía. El buque escuela zarpó desde Cádiz, dando inicio a una etapa crucial en la vida de la heredera de la corona española, pero la travesía no ha estado exenta de dificultades. En primer lugar, Leonor ha sufrido de cinetosis, una afección común en quienes no están acostumbrados a la vida en el mar, provocándole mareos, náuseas y vómitos. Este malestar físico ha generado una gran preocupación en la reina Letizia, quien ya mostraba reservas sobre que su hija se sometiera a esta formación militar.
Sin embargo, la salud de Leonor no es la única fuente de tensión para la familia real. La otra es la falta de control del equipo de seguridad de la princesa, lo que permitió que varias imágenes comprometedoras de ella se filtraran a la prensa. Estos errores han desencadenado una serie de decisiones drásticas por parte de la Casa Real, con el objetivo de evitar futuros escándalos.
La privacidad de la princesa Leonor salta por los aires en el Elcano
El primer incidente ocurrió en Brasil, donde unas fotos de la princesa en una fiesta comenzaron a circular en las redes sociales. En las imágenes, Leonor aparecía acompañada de un compañero, lo que desató rumores sobre una posible relación sentimental.
El segundo percance tuvo lugar en Chile, donde se filtraron imágenes de la princesa durante su tiempo libre en Punta Arenas. En esta ocasión, las fotos fueron obtenidas de forma fraudulenta mediante cámaras de seguridad en un centro comercial, lo que, según las normas de protección de datos chilenas, constituye una violación de la ley. La Casa Real incluso presentó una denuncia formal ante las autoridades locales, específicamente ante los Carabineros de Chile.
La reina Letizia ordena a la casa real tomar medidas
Pero lo peor ya había ocurrido en Uruguay, antes de su visita a Chile. Allí fueron tomadas las fotos de Leonor en bikini que la revista Diez Minutos ha publicado esta semana. A pesar de estar acompañada de sus cinco escoltas, un paparazzi logró capturar las imágenes desde varios metros de distancia usando un teleobjetivo. Este episodio representó una grave violación a la privacidad de la heredera, algo que la reina Letizia considera totalmente inaceptable. Hasta el punto de que ha ordenado a los cargos de la casa real que tomen medidas.
Concretamente, ha exigido el despido de tres de los cinco escoltas encargados de la protección de Leonor, señalando que no han cumplido con sus responsabilidades. Esta medida busca garantizar que no se repitan más incidentes de violación de la privacidad y que la seguridad de la heredera esté adecuadamente gestionada. En Zarzuela, se está evaluando con rigor cada uno de los errores ocurridos, y el enfoque está puesto en evitar cualquier nuevo escándalo que pueda dañar la imagen de la familia real.