La relación entre los miembros de la Casa Real española volvió a tensarse este pasado diciembre en torno a una de las fechas más significativas del año: la Nochebuena. Las infantas Elena y Cristina, profundamente preocupadas por el deteriorado estado de salud de su padre, Juan Carlos I, insistieron en que este pasara las festividades en el Palacio de Zarzuela y se quedara a dormir, con la esperanza de recuperar algo del espíritu familiar que se ha perdido en los últimos años. Sin embargo, lo que comenzó como un deseo de unidad terminó por desencadenar una de las mayores disputas entre los hermanos.
Por su parte, el rey Felipe VI accedió parcialmente a las peticiones de sus hermanas, pero con una condición tajante: Juan Carlos I podría asistir a la cena, pero no quedarse en Zarzuela durante la noche. Según las palabras del monarca, su padre debía retirarse a dormir en un hotel cercano. Este límite impuesto no fue bien recibido por el rey emérito, quien lo consideró una humillación. Ante esta negativa, Juan Carlos I optó por viajar a Suiza, donde celebró la Nochebuena acompañado de sus hijas, algunos de sus nietos y un ambiente más cálido que el ofrecido en Madrid.
Discrepancias en Nochebuena
Mientras tanto, los Felipe VI, Letizia, Leonor, la infanta Sofía, Paloma Rocasolano (madre de Letizia) y su pareja, Marcus Brandler, cenaron en el Pabellón del Príncipe, a escasos kilómetros de Zarzuela. En paralelo, la reina Sofía y su hermana, Irene de Grecia, pasaron la velada juntas en el palacio. Este fraccionamiento dejó en evidencia las profundas divisiones internas que marcan actualmente a la familia real.
Para Elena y Cristina, la situación fue devastadora. Ambas han mostrado un vínculo muy cercano con su padre y están convencidas de que esta etapa de su vida, marcada por la soledad del exilio en Abu Dabi y los graves problemas de salud que lo aquejan, debería ser acompañada de reconciliaciones y gestos de unidad familiar. Según fuentes cercanas, las hermanas se mostraron desconsoladas, llegando al llanto por lo que perciben como la insensibilidad de su hermano hacia su padre.
Felipe VI quiere evitar el regreso definitivo de Juan Carlos I
La causa principal del conflicto no es nueva: Felipe VI, bajoi la recomeendación de los altos cargos de la casa real, ha buscado mantener una línea de distanciamiento entre la corona y los escándalos que envolvieron a su padre, desde las acusaciones de corrupción hasta los problemas derivados de su vida privada. Sin embargo, para las infantas, esta postura de Felipe no solo está alejando aún más al emérito de su país, sino que también está erosionando los lazos familiares en un momento crítico.
Con el tiempo en contra debido a la avanzada edad de Juan Carlos I, las infantas han insistido en que el rey y su padre deben reconciliarse antes de que sea demasiado tarde. Consideran que el regreso definitivo del emérito a España sería un acto simbólico necesario para curar las heridas familiares. No obstante, Felipe parece firme en su decisión de mantener a su padre fuera del núcleo de Zarzuela.