Felipe, Elena y Cristina han mantenido múltiples encuentros de manera privada y reservada para evitar generar preocupación pública. Los hijos de Juan Carlos I y Sofía sienten una creciente inquietud por la salud de sus padres, quienes, debido a su avanzada edad, comienzan a experimentar diversos problemas de salud. Últimamente, la reina Sofía ha sido el centro de atención debido a las dificultades que ha enfrentado en los últimos dos años, marcados por diversas adversidades. Hace un par de años, se vio obligada a despedirse repentinamente de su hermano Constantino, quien era menor que ella. Poco después, se hizo público el diagnóstico de su hermana, Irene de Grecia, quien sufre de Alzheimer.
Irene, conocida cariñosamente como "tía Pecu", ha perdido por completo la memoria; ya no reconoce a su hermana y la ve como una desconocida, lo que supone un gran sufrimiento para la reina emérita. Ambas siempre han mantenido un vínculo muy cercano, y esta situación representa una pérdida devastadora para Sofía.
La enfermedad avanza a pasos agigantados en Irene de Grecia
A pesar de que la Casa Real no ha emitido comunicados oficiales confirmando o desmintiendo la enfermedad de Irene de Grecia, en los últimos meses se ha evidenciado un deterioro significativo en su salud. A pesar de ser más joven que la reina Sofía, su estado físico se ha visto gravemente afectado. Su reciente reaparición en público en silla de ruedas, con un rostro visiblemente desmejorado y una expresión perdida, ha generado gran preocupación. Apenas habla y parece estar desconectada de la realidad.
El estado de salud de Irene de Grecia ha empeorado considerablemente en las últimas semanas. Conscientes de la gravedad de la situación y preocupados por su bienestar, Felipe VI y la reina Letizia han movilizado un equipo médico especializado en la Zarzuela para atenderla. Prestigiosos neurólogos supervisan su evolución diariamente y cuenta con la atención de personal de enfermería las 24 horas del día. De esta forma, también proporcionan apoyo emocional a la reina Sofía, quien convive con su hermana en el palacio. Aunque Felipe y Letizia residen en el mismo complejo, habitan en el Pabellón del Príncipe, una residencia que el monarca solicitó construir al alcanzar la mayoría de edad.
Lamentablemente, el pronóstico para Irene no es alentador. La enfermedad ha progresado de manera acelerada desde que se hizo pública, afectando no solo su memoria, sino también sus funciones básicas. En menos de un año, ha perdido por completo el control de sus esfínteres y requiere el uso de pañales las 24 horas del día. Además, sufre de insomnio y ha perdido el control de su cuerpo. El equipo médico ha informado a la familia real que, inevitablemente, Irene pasará sus últimos días postrada en una cama, sin posibilidad de mejoría.