Letizia es percibida como una mujer con una personalidad fría, distante y calculadora, con un carácter controlador y un alto nivel de obsesión por los detalles. Desde que asumió el papel de reina consorte, un rol que muchos consideran que no ha terminado de aceptar plenamente, estas cualidades han tendido a intensificarse. A menudo, se comenta que busca posicionarse por encima de Felipe VI, lo que ha generado críticas hacia su figura. Esta percepción se ha visto exacerbada por la reciente campaña de desprestigio que ha afectado a su imagen pública, sumiéndola en una profunda tristeza de la que parece estar luchando por recuperarse.
Desde que Felipe VI ascendió al trono, Letizia ha introducido numerosos cambios en el funcionamiento de la Casa Real, reflejando su estilo de liderazgo y prioridades. Entre estos cambios destaca la transformación de las dinámicas internas en Zarzuela, incluyendo modificaciones en la alimentación y en el personal. La reina ha promovido una estructura más equilibrada en términos de género, con una notable preferencia por la contratación de mujeres en su equipo de confianza. En su entorno laboral, muchas de las figuras clave son mujeres, entre ellas su estilista, peluquera y maquilladora, con quienes ha desarrollado una relación estrecha basada en la confianza.
Eva Fernández y Luz Valero, amigas de Letizia, firmaron por contrato estar disponibles las 24 horas del día
Dos mujeres en particular, Eva Fernández y Luz Valero, se han convertido en grandes aliadas de Letizia, y su cercanía es vista como uno de los pilares de su éxito. La prensa internacional frecuentemente elogia el estilo de la reina, destacándola como una de las figuras reales más admiradas y premiadas por su elegancia. Como parte de su rutina, Letizia siempre viaja acompañada por su equipo, nunca sola. Eva y Luz, además de ser piezas fundamentales en la gestión de su imagen, también comparten una agenda sincronizada con la de la reina, trabajando incluso durante días festivos o fines de semana, y acompañándola en sus desplazamientos oficiales, muchas veces en el avión privado de los reyes.
El compromiso de Eva y Luz con Letizia va más allá de lo habitual. Por contrato, reciben una compensación adicional por estar disponibles las 24 horas del día, preparadas para atender cualquier requerimiento, incluso en horarios poco convencionales. Este nivel de dedicación incluye permanecer en alerta ante cualquier imprevisto relacionado con los actos institucionales de la reina.
Por otro lado, Letizia enfrenta desafíos personales derivados del estrés inherente a su posición. Uno de sus mayores complejos es su altura, agravado por la limitación médica que le impide usar tacones altos debido al neuroma de Morton. Además, sufre de alopecia, una condición que intenta ocultar con peinados estratégicos y extensiones, gracias al trabajo de su peluquera. Pese a estas dificultades, la reina se apoya en su equipo y en su capacidad para adaptarse a las exigencias de su rol, demostrando resiliencia frente a las críticas y los retos que conlleva ser una figura pública de tan alto perfil.