La Casa Real ha activado un protocolo de emergencia tras la preocupación creciente por la salud de la princesa Leonor, quien atraviesa una etapa compleja en su formación militar y cuyos hábitos alimenticios han encendido las alarmas en Zarzuela. Desde su tiempo en Gales, Leonor ha desarrollado una fuerte dependencia de la comida rápida. Este cambio de hábitos, que contrasta drásticamente con la educación en nutrición que impulsó su madre, la reina Letizia, se ha reflejado en su estado físico, comprometiendo su rendimiento en la exigente rutina militar.
A pesar de los esfuerzos de Letizia por inculcar en sus hijas una alimentación saludable, basándose en una dieta estricta y controlada, los meses que Leonor pasó fuera del hogar parecen haber revertido estos hábitos. La princesa Leonor fue vista en repetidas ocasiones disfrutando de menús consistentes en hamburguesas, pizzas y otros alimentos ricos en grasas y azúcares. Unos hábitos que mantiene en la actualidad. Sin ir más lejos, el primer día en Marín acabó en Pontevedra por la noche y comprando paninis a las 6 de la mañana.
La princesa Leonor, cada vez más enganchada a malos hábitos alimenticios
Con el inicio de su tercer año de formación militar en Pontevedra, la princesa ha ingresado en un entorno de gran exigencia física. Fuentes de la Escuela Naval de Marín han subrayado que los niveles de preparación que allí se requieren son significativamente más elevados en comparación con los de su paso por la Academia Militar de Zaragoza. En este contexto, Leonor ha tenido dificultades para adaptarse, y desde la dirección de la Academia han advertido que si no mejora su estado físico, le resultará prácticamente imposible cumplir con los rigurosos requisitos del entrenamiento naval.
Todo ello ha preocupado notablemente a Felipe VI, quien ha tomado la decisión de involucrar directamente al equipo médico de Zarzuela para abordar lo que considera un problema urgente. El equipo médico de Zarzuela, bajo la supervisión directa del rey Felipe, ha diseñado un plan de intervención específico que incluye monitoreo constante de la salud de la princesa y un plan de alimentación y actividad física ajustado a sus necesidades.
Esta medida representa un cambio importante, ya que hasta ahora el enfoque nutricional y de bienestar había estado en manos de su madre, la reina Letizia, cuyo estricto control sobre la dieta de Leonor no había logrado el efecto deseado a largo plazo. Ahora, con el equipo médico interviniendo, se espera revertir la situación y garantizar que la princesa recupere el equilibrio necesario para completar su formación.
Cara Real interviene los malos vicios de Leonor
La situación de Leonor en Marín refleja no solo los retos de adaptarse a un entorno militar tan demandante, sino también la complejidad de mantener una salud integral cuando se está en el ojo público. Durante sus primeras semanas en Pontevedra, la princesa fue vista frecuentando locales de comida rápida, lo que ha sido un tema de conversación tanto en la Escuela Naval como en el ámbito social de la ciudad.
Asimismo, no es casualidad que Leonor vista modelitos anchos en muchas de sus últimas apariciones. Que la princesa vista como una mujer mayor parece no ser tanto cosa de Letizia como la misión de ocultar el aumento de peso de la heredera.
Casa Real, consciente de la imagen que esto proyecta, ha decidido actuar de inmediato para restaurar la salud y el estado físico de Leonor. Con la intervención médica en curso, la familia espera que la joven heredera pueda cumplir con los altos estándares que la espera como futura reina y, a su vez, adaptarse a los rigores de la vida militar que ha asumido. Felipe VI, en especial, mantiene una mirada atenta a los progresos de su hija, confiando en que el plan propuesto le permitirá recuperar la forma y superar esta fase con éxito.