Letizia, desde su llegada a la Casa Real, tuvo claro que debía redefinir la imagen de la monarquía y alejarse de cualquier sombra que el apellido Borbón pudiera proyectar sobre su futuro como reina consorte. Durante su primera década como princesa, trabajó estratégicamente para desvincularse de las polémicas que envolvían al entonces rey emérito, Juan Carlos I, a quien consideraba uno de sus mayores obstáculos. Las numerosas controversias y conductas cuestionables de Juan Carlos I no solo precipitaron el final de su reinado, sino que también minaron la confianza de los ciudadanos en la institución monárquica, dejándola en una posición precaria. La misión de Letizia y Felipe VI era ardua: restaurar la confianza en la corona, garantizar la estabilidad del reinado de Felipe y preparar el terreno para el futuro de Leonor como reina.
Una de las primeras medidas que tomaron como reyes fue marcar una clara distancia con la familia del rey. En un movimiento decisivo, Juan Carlos I fue exiliado a los Emiratos Árabes Unidos. Además, tanto la princesa Leonor como la infanta Sofía fueron instruidas para no mantener ningún tipo de relación con otros miembros de la familia Borbón, dejando a la Casa Real compuesta exclusivamente por Felipe VI, Letizia, sus dos hijas, y la reina emérita Sofía, quien desempeñaría un papel secundario.
El ingreso de Letizia a la familia real no fue fácil. Desde el principio, Juan Carlos y Sofía mostraron su desaprobación, compartida por otros miembros de los Borbón, excepto la infanta Elena, quien inicialmente le dio un voto de confianza. A pesar de la oposición, Felipe VI, profundamente enamorado, decidió no renunciar a Letizia, como había hecho anteriormente con otras parejas, como Eva Sannum e Isabel Sartorius. No obstante, el emérito no se quedó de brazos cruzados y mandó investigar a Letizia, revelando detalles comprometedores de su pasado.
Letizia sufrió dos abortos, Juan Carlos ayudó a Felipe VI a ocultar las pruebas
Uno de los episodios más polémicos se remonta a 2002, cuando, según el libro de David Rocasolano y otros testimonios, Letizia habría interrumpido un embarazo en la clínica Dator de Madrid, meses antes de casarse con Felipe. Para evitar que este hecho afectara su futuro en la monarquía, Letizia confió en su primo para eliminar cualquier prueba. Rocasolano asegura que recibió instrucciones claras de Felipe VI para destruir los documentos relacionados, con el fin de proteger la privacidad de su pareja y garantizar que el asunto no llegara a manos de Juan Carlos I, quien ya se oponía rotundamente al matrimonio debido al pasado de Letizia y su condición de divorciada.
Además, otros periodistas, como Isidre Cunill, afirman que este no habría sido el único episodio controvertido. Según sus investigaciones, Letizia habría tenido otro aborto en 1996, esta vez en México, realizado en el hospital Médica Sur del Distrito Federal. Aunque estas acusaciones han sido objeto de controversia y debate, lo cierto es que Letizia ha trabajado incansablemente para borrar cualquier sombra que pudiera empañar su imagen como reina consorte, enfrentándose tanto a desafíos internos como a las tensiones familiares que marcaron sus primeros años en la Casa Real.