La llegada de Letizia Ortiz a la Casa Real supuso una auténtica revolución interna. Desde el primer momento, Letizia tuvo claro que debía proteger su futuro como reina y, para ello, eliminar cualquier rastro que pudiera asociarla a los Borbón de forma negativa. Durante sus primeros años como princesa, trabajó en tejer su venganza silenciosa contra uno de sus mayores enemigos, Juan Carlos I. Las fechorías del rey emérito habían dejado herida de muerte la imagen de la monarquía, y tanto Letizia como Felipe VI sabían que debían actuar.
La primera gran decisión fue la de romper vínculos con el resto de la familia real. Más tarde, llegó el exilio de Juan Carlos a los Emiratos Árabes, y se estableció que la Casa Real quedaría formada solo por Felipe, Letizia, Leonor, Sofía y la reina emérita Sofía en un papel más residual. Era un paso imprescindible para asegurar el reinado de Felipe VI y preparar el futuro de la princesa Leonor.

Felipe VI puso su reinado en juego por Letizia
Letizia nunca fue bienvenida por los Borbón. Desde el principio, Juan Carlos y Sofía la miraron con recelo, al igual que el resto de la familia. La única que le ofreció un apoyo inicial fue la infanta Cristina, que también estaba casada con un plebeyo. Aun así, Felipe VI, enamorado como nunca antes, decidió que no renunciaría a ella como había hecho en el pasado con Eva Sannum o Isabel Sartorius. Ante la presión de su familia, el entonces príncipe prefirió protegerla. Y no solo amenazó con renunciar al trono si no le dejaban seguir adelante con la relación, sino que la ayudó a abortar y que no quedaran pruebas de ello.
Dicho aborto se llevó a cabo en la clínica Dator de Madrid, realizado el 27 de octubre de 2002, apenas diez días después de conocer a Felipe. Según el relato de David Rocasolano, primo de Letizia, la futura reina pagó 240 euros por interrumpir el embarazo. Rocasolano fue el encargado de hacer desaparecer todos los documentos que podían poner en peligro su boda con Felipe.

El rey Felipe VI elimina el secreto más comprometedor de la reina Letizia
La orden fue directa: "Lo que quiero es que desaparezcan todos los papeles. Todos", habría dicho Letizia, según Rocasolano. Bajo instrucciones precisas, él quemó todos los documentos relacionados, asegurando que no quedara ni rastro. Felipe no quiso confiar esta delicada tarea a alguien de su entorno real por temor a filtraciones a Juan Carlos y Sofía, quienes siempre se opusieron a que su hijo se casara con una divorciada.
El libro de Rocasolano, así como las investigaciones de periodistas como Jaime Peñafiel e Isidre Cunill, añaden todavía más detalles oscuros al pasado de Letizia. Cunill incluso asegura que hubo un segundo aborto en México en 1996, realizado en el hospital Médica Sur del Distrito Federal.