La relación entre Juan Carlos I y la familia real española ha estado marcada por la discreción y la distancia desde que el rey emérito se trasladó a Abu Dabi en agosto de 2020. Su salida de España estuvo envuelta en un clima de controversias, debido a los escándalos que afectaron a su figura y la de la monarquía. Desde entonces, sus visitas al país han sido gestionadas con extrema precaución y una estrategia de reserva para evitar un impacto negativo en la Casa Real y su imagen pública.
En 2022, tras una pausa de un año, Juan Carlos I volvió a España por primera vez, lo que encendió de nuevo las alarmas dentro de la familia real. Ante la incomodidad de algunos miembros de la monarquía, se le impuso la condición de que debía solicitar permiso antes de cualquier otra visita. Este acuerdo no duró mucho, y con el tiempo, la situación se fue normalizando. El rey emérito ha vuelto a hacer más apariciones en territorio español, especialmente durante eventos familiares y algunas de sus tradicionales regatas.
Las visitas de Juan Carlos I a España son cada vez más frecuentes
En 2023 y 2024, su presencia en España se ha intensificado, aunque siempre de manera controlada. El monarca emérito no se aloja en Zarzuela, donde está prohibido que pernocte, sino que se hospeda en lugares más discretos como el hotel Four Roses.
A pesar de no pernoctar en Zarzuela, Juan Carlos I ha continuado con sus visitas al palacio real, pero con una particularidad que no pasa desapercibida: entra y salíe por la puerta de servicio, siempre en un coche tintado, lo que garantiza que no sea visto por los medios ni por la opinión pública. Este modus operandi, meticulosamente coordinado por su escolta, ha permitido que el rey emérito mantuviera su relación cercana con su hijo, Felipe VI, sin generar un nuevo conflicto mediático. Su presencia en Zarzuela se ha manejado con tal nivel de secreto que la familia real ha podido evitar que se filtraran detalles sobre estos encuentros.
Juan Carlos I ha pasado por Zarzuela más de lo que se dice
Diversas fuentes han señalado que en algunas de sus visitas, como la última en Madrid por la boda de José Luis Martínez-Almeida, Juan Carlos I comió en Zarzuela con su hijo. Además, en otras ocasiones, ha cenado en privado con Felipe VI o con sus hijas, las infantas Elena y Cristina. Esta estrategia, sin duda, le ha ido de maravilla al emérito para no levantar más controversias de las que ya existen. Sus intenciones ahora pasan por poder verse con sus hijos sin tener que esconderse.