El reciente 87 cumpleaños de Juan Carlos I en Abu Dabi todavía da de qué hablar. Una fiesta que destacó por su exclusividad, sus excesos de lujo y por incluir un impresionante espectáculo de drones. Entre los asistentes, al margen de sus más cercanos, se encontraron sus hijas, las infantas Elena y Cristina, así como varios de sus hijos, incluidos Froilán, Victoria Federica, Irene y Juan.

Sin embargo, existe una gran preocupación por quién estuvo detrás de su organización. El responsable de la logística fue Abdul Rahman El Assir, un empresario libanés con un historial polémico. Tal y como señala elcierredigital, Assir ha sido vinculado con el tráfico de armas y ha mantenido relaciones con diversas figuras de poder mundial, lo que ha encendido las alarmas. La amistad cercana entre El Assir y Juan Carlos I ha desatado una gran preocupación dentro de la Casa Real, especialmente por las implicaciones legales y éticas que acompañan a esta relación.

Juan Carlos Elena GTRES
Juan Carlos y Elena / GTRES

La casa real teme que Juan Carlos I pueda hablar más de la cuenta

Este tipo de compañías genera una creciente preocupación en la familia real, que observa con alarma cómo el exmonarca, a sus 87 años, muestra claros signos de desgaste físico y mental. Juan Carlos I enfrenta serios problemas de movilidad, y diversas fuentes cercanas han hablado de un deterioro cognitivo alarmante. El exrey sufre de fallos de memoria, llega a confundir nombres y lugares y, según el periodista Diego Arrabal, en ocasiones no reconoce a sus propios amigos. Estos problemas de salud han incrementado la preocupación por su vulnerabilidad mental, lo que podría ponerle en una situación aún más delicada al estar rodeado de personas de confianza cuestionable.

A raíz de estos hechos, se teme que el entorno que rodea al rey emérito pueda influir negativamente en sus decisiones y en su comportamiento. Su estado de salud, sumado a la vulnerabilidad cognitiva que estaría experimentando, genera una gran incertidumbre sobre lo que pueda hacer o decir, especialmente en conversaciones privadas.

Juan Carlos I en Abu Dabi
Juan Carlos I en Abu Dabi

No preocupa Juan Carlos, sino que lo que pueda decir ensucie todavía más la reputación de la familia real

En este contexto, según Arrabal, los servicios de seguridad de la Casa Real han tomado medidas extraordinarias para proteger la integridad de la institución. Se ha informado que, como parte de estas medidas de precaución, se ha pinchado el teléfono personal de Juan Carlos I para evitar que revele posibles secretos o información sensible en sus conversaciones, lo que refleja el nivel de preocupación de la familia real ante el riesgo de filtraciones.

Las preocupaciones sobre las malas compañías del rey emérito y su salud deteriorada son ahora un tema central en la Casa Real. Pero no preocupa tanto él como que lo que pueda decir en círculos de influencia cuestionable puedan poner más en peligro la reputación de la familia real.