Corría agosto de 2020 cuando el rey emérito Juan Carlos I se mudó a Abu Dabi en una especie de ‘exilio’, forzado desde los altos cargos de la casa real para evitar que su mala imagen siguiera afectando a la monarquía. Y durante una primera etapa ni se acercó por España. Además, cuando lo hizo por primera vez molestó mucho a los reyes Felipe VI y Letizia, debido al revuelo mediático que generó. Los monarcas le llamaron la atención, y Juan Carlos cambió su actitud en las siguientes visitas, mostrando un perfil más discreto. Ahora sus visitas ya se han normalizado. Si en 2023 viajó a España hasta en 7 ocasiones, en lo que va de 2024 ha aumentado el número. Y más que lo hará en los próximos meses. Juan Carlos I no quiere perderse ni una sola regata.
Volviendo a su exilio, no ha sido fácil para Juan Carlos I. Recientemente, Pilar Eyre ha revelado que el rey emérito ha atravesado problemas mentales serios relacionados con su seguridad y la mancha en su imagen pública. Esta información, cuidadosamente silenciada por la Casa Real, revela que Juan Carlos I sufría de una fobia tremenda, hasta el punto de necesitar ayuda psicológica. Según Eyre, el emérito experimentaba un pánico constante por su seguridad personal, lo que se ha mantenido en secreto durante casi cuatro años.
Juan Carlos I ha sufrido cuatro años de pánico
Según la cronista especializada en la casa real, cuando se autoexilió en tierras árabes, Juan Carlos sentía una nostalgia profunda por España, pero su temor a ser agredido en público le impedía regresar. Eyre describe cómo el rey emérito tenía pesadillas recurrentes sobre ser atacado y se despertaba en medio de la noche, bañado en sudor. Un amigo cercano reveló que Juan Carlos temía que le tiraran un tomatazo si iba a un restaurante, un miedo que lo paralizaba. Esta fobia no era nueva; ya la había experimentado cuando era príncipe y viajaba con Sofía por toda España.
El miedo de Juan Carlos a regresar a España ha evolucionado con el tiempo. Según la fuente de Eyre cercana al ex monarca, ahora ya no alberga la esperanza de volver definitivamente. Cuando se le preguntó si estaba resignado, la respuesta fue que "resignación" no era la palabra adecuada, sino que simplemente se ha acostumbrado a su situación y ya no le duele tanto.
Juan Carlos I es consciente de que seguramente morirá lejos de España
Sobre su futuro más inmediato, Eyre desmiente los rumores sobre un posible traslado de residencia a Ginebra. Aunque el rey emérito visitará esa ciudad para ver a su hija, amigos o banqueros, su residencia principal seguirá siendo Abu Dabi. Allí disfruta de los mejores cuidados médicos, un entorno lujoso y una vida cómoda donde sus deseos son atendidos al más alto nivel. La situación parece estar tan bien organizada que se espera que Juan Carlos pase el resto de sus días en Abu Dabi.
Respecto a su fallecimiento, Juan Carlos ha asumido que ocurrirá fuera de España. Según Eyre, el rey emérito y su entorno están preparados para este eventualidad: "No pasará nada. Lo llevarán a Madrid, le harán una ceremonia corta y solemne, y a otra cosa". Esta aceptación de su destino lejos de su patria natal muestra una resignación que ha sido difícil de alcanzar, pero finalmente lograda.