Según las últimas declaraciones de la periodista Pilar Eyre, la relación entre el rey Felipe VI y la reina Letizia de España está en una situación crítica, tan deteriorada que podría concluir en una separación formal o divorcio en un futuro próximo. Esta separación, en caso de producirse, sería un hito histórico, ya que ninguna monarquía europea ha experimentado públicamente un divorcio en su cabeza. La situación es delicada debido al impacto que tendría un posible divorcio en la imagen y estabilidad de la monarquía española, razón por la cual se rumorea que los reyes podrían seguir el modelo de Juan Carlos I y la reina Sofía, quienes eligieron cesar la convivencia sin oficializar un divorcio. Este enfoque les permitiría mantener la estabilidad institucional mientras ambos continúan con sus responsabilidades oficiales.
Actualmente, tanto Felipe como Letizia llevan vidas independientes, alejados en su día a día. Durante las últimas semanas, Felipe ha optado por realizar actividades por su cuenta, pasando menos tiempo en el Palacio de la Zarzuela y dedicándose a encuentros con amigos y eventos de forma individual. Letizia, por su parte, ha permanecido en el palacio, pero también se ha mostrado cada vez más independiente y centrada en sus propias actividades. Esta dinámica de vida separada se ha evidenciado en sus apariciones públicas, donde ambos llegan por separado y rara vez se les ve interactuando de manera cercana o cómplice. La falta de conexión es notoria y ha comenzado a levantar comentarios entre quienes les rodean, que reconocen que la relación parece estar definitivamente rota.
Felipe y Letizia hacen vidas separadas
Casa Real, sin embargo, ha evitado pronunciarse oficialmente sobre la situación de los reyes, argumentando que se trata de un asunto privado que no afecta a sus funciones institucionales. A pesar de ello, parece que Letizia ha sido objeto de advertencias por parte de la Casa Real debido a la percepción pública de su comportamiento reciente. En los últimos meses, Letizia ha estado más expuesta a una campaña de críticas y ha experimentado una cierta pérdida de influencia en las decisiones familiares, que ahora vuelven a estar bajo el control de Felipe.
Se rumorea que la reina atraviesa un momento personal difícil, enfrentando estos cambios con el apoyo de su círculo cercano de amigas, pero cada vez más alejada de su papel dentro de la monarquía. Su relación con la Corona parece haberse debilitado, y en sus recientes salidas ha mostrado una actitud más relajada y desinhibida, frecuentando bares y restaurantes en horarios nocturnos sin preocuparse por la repercusión pública. Aunque la Casa Real intenta evitar que la imagen de esta vida más libre de la reina salga a la luz, Letizia parece estar viviendo un periodo de liberación personal en medio de una situación que, al parecer, ya no puede controlar del todo.