Desde que Charlene aterrizó en Mónaco ha despertado mucho interés. No solo su relación con Alberto II, sino el vínculo con sus cuñadas, Estefanía y Carolina de Mónaco. Sus encuentros y presuntos desencuentros han sido la comidilla del principado y su trascendencia ha llegado a ser internacional. Cabe destacar que, durante cierto período del noviazgo de los príncipes, había complicidad y risas. Aunque todo esto quedó muy atrás, ahora solo hay hostilidad. La princesa de Hannover y su cuñada se enfrentaron por Andrea Casiraghi. Te contamos los detalles. 

El príncipe Alberto fue un soltero codiciado por décadas. Estaba obligado a casarse, pues algún día sería el Príncipe Soberano. Su padre, Raniero III, murió y tuvo que asumir el cargo. Tan solo un año después, en 2006, conoció a Charlene en las Olimpiadas de Sídney y en 2009 hicieron pública su relación. El eterno soltero anunció el comienzo de una vida junto a la sudafricana. No sin polémica, se casaron en 2011 en el palacio Grimaldi. Eso sí, esto generó problemas internos con Carolina de Mónaco y sus esperanzas que residían en Andrea Casiraghi

Andrea y Pierre Casiraghi
Andrea y Pierre Casiraghi

Pronto, Charlene Wittstock tuvo que aprender a manejar toda clase de situaciones incómodas. Además de enfrentar a la prensa y leer los titulares en los que aparecía retratada como una ‘desdichada’, tuvo que hacerse un hueco y darse cuenta de que su cuñada no iba a ser de apoyo. A pesar de ciertas sonrisas de Carolina en determinados eventos, está claro que le molesta compartir espacio con la mujer de su hermano. Y es que llegó para frustrar sus planes. 

Carolina de Mónaco y Charlene, la disputa por los derechos de Andrea Casiraghi

La primogénita de Grace Kelly no recibió con los brazos abiertos a la princesa porque, hasta su llegada, ella había desempeñado el papel de ‘princesa provisional’ tras el fallecimiento de su madre en aquel fatídico accidente. En 1982, tomó las riendas del principado. Su padre no puso resistencia a su colaboración e interés por los compromisos oficiales que debían desempeñar como Familia Real. Así pues, la exnadadora se convirtió en una amenaza, porque le iba a quitar el papel protagónico que había desempeñado por años. 

Habría que agregar que la princesa de Hannover tenía esperanzas de reinar. Más allá de ser la primogénita, Raniero habría querido que fuera su heredera y tenía plena confianza en sus habilidades. De acuerdo con las revelaciones de Claude Palmero, administrador de Mónaco, al periódico Le Monde, el príncipe habría querido encontrar una salida jurídica que le permitiera dejar el cargo a su hija antes de su muerte. 

A pesar de que el heredero era Alberto, Carolina tenía esperanzas de que todo recayera en ella nuevamente. Su ilusión era ver a su hijo Andrea Casiraghi como príncipe y reclamar unos derechos que le había querido adjudicar Raniero. Y es que el aristócrata no había reconocido a los hijos que había tenido y permanecía soltero sin hacer el menor intento de casarse para continuar con la dinastía. Sin embargo, todo cambió con el casamiento y la posterior llegada de los gemelos Jacques y Gabriella. 

Andrea Casiraghi
Andrea Casiraghi

En definitiva, esta fue la razón por la que empezaron las disputas y los desplantes públicos entre Carolina de Mónaco y Charlene. Desconocemos si Andrea Casiraghi, un juerguista en su juventud, albergó las mismas ideas de seguir siendo el heredero designado del trono monegasco.