El núcleo real de Mónaco parecía irradiar felicidad en la celebración del noveno cumpleaños de los gemelos, Jacques y Gabriella, frutos del matrimonio entre el príncipe Alberto y la princesa Charlene. Sin embargo, tras el brillo de las cámaras y las sonrisas ensayadas, se oculta una sombra de rumores y desavenencias que tiñen de incertidumbre el matrimonio real.

En una entrevista reciente, el príncipe Alberto compartió detalles sobre la crianza de sus hijos, mencionando que, a pesar de haber vivido la mayor parte de su corta vida en Mónaco, Jacques y Gabriella mantienen conexiones con las raíces sudafricanas de su madre, Charlene. Sin embargo, durante esta charla no se abordaron los persistentes rumores que sugieren una distancia considerable entre él y su esposa, a pesar de los esfuerzos de ambos por proyectar la estabilidad de su matrimonio. Se ha revelado, por ejemplo, que después del nacimiento de sus gemelos, la princesa optó por residir con los niños en una villa ubicada en las afueras de Montecarlo, mientras que Alberto continuó viviendo en el palacio Grimaldi.

Los rumores pre-matrimoniales y el tercer hijo secreto

Además, incluso antes de su boda, se rumoreaba que la relación entre Charlene y Alberto II carecía de la pasión presente en otros matrimonios reales. De hecho, unas semanas previas a la ceremonia, realizada en el patio del palacio Grimaldi en julio de 2011, la revista francesa 'L’Express' publicó que la ex nadadora olímpica sudafricana había intentado escapar del principado al descubrir la existencia de un tercer hijo ilegítimo de Alberto. No obstante, la Casa Grimaldi habría intervenido para evitar cualquier escándalo potencial, lo que probablemente explicaría la notoria seriedad y nerviosismo observados en Charlene durante su día de bodas.

Se especuló que Charlene, a quien algunos apodaron como 'la princesa prisionera' o 'la princesa triste', habría solicitado a su esposo una prueba de ADN para asegurarse de que el hijo de Rainiero y Grace Kelly no tenía otros hijos fuera del matrimonio en ese momento, aparte de Jazmin Grace y Alexandre Eric Stéphane. Jazmin Grace es fruto de la relación del príncipe con una camarera durante unas vacaciones en la Costa Azul en 1991, mientras que Alexandre Eric Stéphane fue concebido en 2003 durante un romance del príncipe con la azafata togolesa Nicole Coste. Ninguno de estos hijos tiene derechos de sucesión al trono. Este episodio, según se ha rumoreado, habría contribuido al evidente distanciamiento entre la pareja.

Esfuerzos insuficientes ante una tormenta de especulaciones

Incluso durante el periodo de baja de la princesa por "agotamiento emocional y físico", las habladurías persistieron. Sus prolongadas ausencias de Mónaco, especialmente cuando sufrió una grave infección otorrinolaringológica mientras se encontraba inmersa en un proyecto medioambiental para la conservación de los rinocerontes en Sudáfrica, avivaron las especulaciones sobre la crisis matrimonial. Las declaraciones de Alberto II de Mónaco, intentando apaciguar los rumores, parecen insuficientes para calmar la tormenta mediática que rodea a la pareja real. Los esfuerzos por desacreditar las especulaciones sobre su vida personal chocan con una realidad que parece escapárseles de las manos.