El Principado de Mónaco, conocido por su glamour y opulencia, se encuentra sumido en una tormenta de escándalos y acusaciones de corrupción que han puesto a prueba la estabilidad de la gestión del príncipe Alberto. Desde que salieron a la luz graves acusaciones en 2021, el príncipe ha tomado cartas en el asunto despidiendo a cercanos colaboradores señalados en acusaciones de corrupción. Esta operación bautizada como 'mains propres' (manos limpias) ha desatado una verdadera guerra en el corazón de la monarquía, sobre todo después de que su esposa, la princesa Charlène, haya sido acusada de mantener una relación muy estrecha con uno de los involucrados en esta trama de corrupción.

Charlène excluida: ¿tensiones en el corazón de la monarquía?

En una entrevista exclusiva con el diario francés 'Le Figaro', el príncipe de 65 años justificó su drástica decisión, afirmando que "cuando se rompe la confianza y no se puede responder claramente a mis preguntas, hay que tomar decisiones. Mi papel es proteger las instituciones del Principado”. Además, indicó que sus dos hermanas, Carolina y Estefanía, estaban de acuerdo con él y apoyaban su decisión. Sin embargo, lo que llamó la atención fue la ausencia de cualquier mención a su esposa Charlène, dejando en el aire su participación en las decisiones importantes de la corte.

Pero, ¿qué hay detrás de estas acusaciones de corrupción que han sacudido los cimientos de la monarquía monegasca? Todo se remonta a los llamados Dossiers du Rocher (expedientes de la roca), documentos que salieron a la luz en otoño de 2021 y que implican al gestor de activos de las familias Grimaldi y Wittstock, Claude Palmero, así como al abogado Thierry Lacoste y otros funcionarios del Principado. Estos expedientes desvelan una trama de corrupción en el negocio de la construcción, un lucrativo mercado que mueve cerca de 2.000 millones de euros al año.

Claude Palmero, el hombre poderoso en el ojo del huracán

Palmero, contable de confianza de Alberto, ocupaba un lugar privilegiado en la corte monegasca, siendo uno de los hombres más poderosos e influyentes del principado. Pero las acusaciones arrojaron sombras de duda sobre su figura y sobre algunos secretos bien guardados del palacio. Sin embargo, hasta hace poco, Alberto se mantuvo firme a su lado, rechazando cualquier acusación difamatoria.

La partida de Palmero del palacio no solo ha dejado un vacío en la corte, sino que también ha afectado a la princesa Charlène, quien mantenía una estrecha relación con el controvertido asesor. Palmero era conocido por haber organizado discretamente la seguridad financiera del hijo ilegítimo de Alberto, Alexandre Grimaldi-Coste, así como por gestionar parte de la fortuna de Charlène junto con su hermano Sean Wittstock. Además, también fue el encargado de ocuparse de su bienestar y asuntos financieros, mientras la ex nadadora olímpica se recuperaba tras una larga ausencia por padecimientos médicos.

La relación entre Alberto y Charlène ha estado bajo escrutinio durante años, y esta nueva crisis no hace más que aumentar las especulaciones sobre su matrimonio. La exclusión de Charlène de las decisiones importantes en el Principado y su cercanía con uno de los asesores involucrados en la trama de corrupción en Mónaco solo ha alimentado los rumores de una supuesta tensión en la pareja.