En los actos institucionales del principado de Mónaco, todos los medios de comunicación están muy atentos a las apariciones de Charlene de Mónaco. La conocida como princesa triste estuvo varios años en un discreto segundo plano, sin aparecer en ningún acto por un problema de salud. Ahora ha vuelto a una de sus fiestas irrechazable. Se trata del Baile de la Cruz Roja de Mónaco, que ya va por su edición número 74. Se celebró el pasado sábado 29 de julio con Alberto y su mujer como protagonistas. También acaparó todas las miradas la joven Camille Gottlieb, de 25 años, hija de Estefanía de Mónaco. Por la noche el gran protagonista fue el cantante Robbie Williams.

Charlene sorprendió a todos con un aparición celestial, impoluta. Eligió un vestido inspiración nupcial, blanco y ajustado a la cintura con cuidados detalles con una manga de tul transparente. Parecía que se iba a casar una vez más con Alberto de Mónaco, tal vez para solucionar aquellos errores del pasado, ya que pasó por el altar sin estar enamorada, por obligación. Iba a dejar plantado al príncipe en el altar, pero la descubrieron yéndose.

Charlene baile cruz roja

Los rumores desvelan que Charlene nunca se casó enamorado y nunca ha sido feliz en su matrimonio, aunque ante las cámaras tenga que mostrar lo contrario. Por ello las sonrisas que regala son forzadas y escasas. De hecho, ni tan siquiera dormiría con su marido en la misma habitación. Sus hijos nacieron por inseminación artificial, es decir que no mantuvieron relaciones íntimas.

Charlene de Mónaco no habría superado su adicción a las pastillas 

Todas las personas que sienten cariño por la princesa están dolidos por verla vivir una vida que no quiere y no le pertenece. La nadadora sudafricana estuvo desaparecida durante casi dos años por una supuesta operación en Sudáfrica. Pero realmente estaba interna en una clínica de desintoxicación. Lleva nueve años siendo adicta a los somníferos. Empezó a tomar pastillas cuando se vio encerrada en una vida que no le pertenecía. Los usaba para dormir y se acostumbró a ellos demasiado rápido. Por lo menos le hacían olvidarse de su verdadera vida.

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Aunque regresó a Mónaco porque estaba curada de su adicción, todavía no ha conseguido dejarlos. Es por ello que todos se fijaron en un comportamiento extraño en ella el pasado sábado. Nada más salió acompañada de Alberto de Mónaco se mostraba triste como siempre, pero también mareada, visiblemente cansada y andaba sin seguir una línea recta, como deambulando. Medio dormida. Efectivamente, según medios internacionales esto se debería a su adicción a los somníferos, ya que no está rehabilitada todavía. Es demasiado pronto para continuar con sus funciones, pero si continúa escondiéndose la prensa no deja de hablar.