El calendario de eventos sociales del glamuroso Principado de Mónaco tiene dos bailes importantes: el de la Rosa y el de la Cruz Roja. El primero dio la bienvenida a la primavera, el segundo ha tenido lugar en plena canícula. No tienen nada que ver estilísticamente; si uno es alocado y temático, el otro es más sobrio y tradicional. En ambos casos, eso sí, hay una figura que sale muy reforzada, con todo lo que eso supone para el personaje en cuestión. Concretamente la princesa Charlene, que lo petó con su look de los 70 en el sarao organizado por su enemiga Carolina, y ha vuelto a triunfar en la gala especial por los 75 años del baile de la organización humanitaria. Charlene, hace unas horas, parecía una estrella de Hollywood, radiante y diferente. Un 10. Grace Kelly estaría orgullosa.
La elección de la exnadadora, un Louis Vuitton en color blanco con los hombros a la vista, resultó un acierto total, como corresponde a su figura como presidenta de la fundación en Mónaco. Un cargo que comparte, evidentemente, con su marido Albert II, sincronizado estilísticamente con su esposa. Los detalles rojos en los labios de ella y la pajarita de él, en armonía. Como su matrimonio desde hace un tiempo, cosa realmente reseñable. La aparición fue mucho mejor que la del año anterior, en la que la sintonía no era tan notable. Especialmente por una tercera persona que chirriaba: Camille Gottlieb, la sobrina del matrimonio e hija de Estefanía de Mónaco. La más pequeña, influencer de 26 años y fruto de su historia con el exescolta Jean Raymond Gottlieb. Esto era en 2023:
Camille pareció una extraterrestre en aquella gala, con un vestido lila que rompía el dress code e incluso la paleta de pantones. El desastre visual, sin embargo, ha quedado enmendado con la aparición de este año en la Salle des Etoiles del Sporting de Montecarlo. Tanto que incluso la prensa alemana, como 'Bunte', considera que la eclipsó, vistos los comentarios. "¿Quién es la mujer de rojo?" es la fórmula para expresar su admiración por el vestuario de Gottlieb, responsable juvenil de la fundación. Un diseño en tonos rojos, purpurina, vaporosidad, una abertura pronunciada en la falda y el mismo tipo de escote que la princesa Charlene. Bien jugado, ha causado sensación. Ofreció competencia.
La juerga, porque al final no deja de ser una juerga para donantes ricos y poderosos, disfrutó de la actuación estelar de Jamiroquai. El año pasado fue Robbie Williams, imaginen el nivel de la cita. En todo caso, seguro que la pista de baile tembló, y más conociendo el talante y espíritu bailongo legendario de los royals de Mónaco. La madre de Camille, Estefanía, sabe algo de desenfrenos. Y si no, tenemos el ejemplo actual de la prima Carlota Casiraghi, que siempre da juego. De hecho, es nuestra favorita.
Las nuevas generaciones, eso sí, vienen fuertes. Hay partido.