Charlene de Mónaco, conocida por muchos dentro de la familia real monegasca como la "princesa triste", ha enfrentado muchos problemas personales y de salud en los últimos años que han afectado profundamente su bienestar. Estos problemas, que inicialmente comenzaron como cuestiones de salud física, han ido evolucionando hasta afectar también su salud mental y emocional, generando un clima de preocupación tanto dentro del principado de Mónaco como entre sus seguidores alrededor del mundo.

El príncipe Alberto II ha hablado públicamente sobre la situación de su esposa, intentando calmar las especulaciones y ofrecer una visión más clara de la realidad, algo que ha vuelto a hacer recientemente. Con esto ha afirmado que Charlene de Mónaco ha estado luchando contra una combinación de agotamiento físico y emocional incrementado por las presiones de su rol como princesa y las expectativas que conlleva. Sin embargo, incluso sus declaraciones han dejado en evidencia la gravedad de la situación y la dificultad que ambos están enfrentando por más que se inste a la calma.

Charlene de Mónaco
Charlene de Mónaco

Charlene de Mónaco está recibiendo tratamiento en una clínica de alto nivel en Suiza para combatir su adicción a los ansiolíticos y somníferos. Esta decisión marca un punto crucial en su batalla contra la adicción, ya que busca obtener ayuda profesional para superar este problema que la ha aquejado durante tanto tiempo, más que nada porque su salud se ha visto muy comprometida.

Si bien el principado no se ha referido a los padecimientos de Charlene como ‘depresión’ o ‘ansiedad’, es evidente su tristeza y abatimiento, lo que ha planteado una serie de interrogantes sobre el sepulcral silencio de los Grimaldi ante el estado emocional de la princesa consorte de Mónaco. 

Y es que para nada es un secreto que aún existe un gran tabú en torno a las enfermedades mentales, especialmente cuando se trata de reinas y princesas que deben cumplir un rol representativo. Por ese motivo, Charlene se ha refugiado en el silencio, dejando que las escasas explicaciones ofrecidas por el príncipe Alberto se conviertan en la única fuente de información sobre su salud mental.

El look de Charlene que preocupa a todos

Además de su mirada triste y su poca expresividad, el detalle que ha llamado la atención de todos fue su icónico pelo rubio platino, que ha sido reemplazado por un castaño sin gracia que no le favorece en absoluto. Lo que parece haberse sumergido en una apariencia aburrida y desaliñada, sumando diez años y un mar de tristezas a su cara. 

Charlene de Mónaco
Charlene de Mónaco

Según los expertos en salud mental, un cambio tan radical de apariencia no debe tomarse como un simple acto de vanidad, sobre todo en el caso de aquellas personas cuya salud física y mental ya ha sido objeto de preocupación en el pasado, dado que podría tratarse de un grito de auxilio silencioso.

Charlene de Mónaco se ha vuelto adicta a las pastillas 

Charlene ha estado lidiando con problemas de salud desde hace varios años, pero fuentes cercanas al Palacio Grimaldi afirman que la verdadera causa de su larga ausencia en el Principado no fue una simple enfermedad o malestar sino su adicción a los somníferos. Según la revista Here, la sudafricana se ha vuelto dependiente de un cóctel de pastillas para conciliar el sueño, pero en dosis mucho más altas de lo recomendado por los médicos, por lo que fue ingresada en una clínica de rehabilitación. La mezcla de somníferos incluye "Stilnox, Imovane y derivados de Carfentanil", una combinación peligrosa y altamente adictiva que no ha pasado desapercibida en ‘La Roca’.