Ser parte de la realeza implica tener el foco mediático encima. Esto es normal para los que nacen dentro del núcleo familiar real, pero es distinto cuando alguien se incluye dentro de este núcleo sin haber nacido en él. Tal es el caso de Camilla Parker-Bowles, la reina Letizia e incluso Charlene de Mónaco, siendo esta última en la que tenemos interés el día de hoy. 

La princesa con el paso de los años ha sabido manejar en gran medida la atención que le dan los medios, pero ahora mismo está harta por la presión que recibe, pues todos quieren que deje a Alberto II de Mónaco. Ya hemos hablado con anterioridad de lo alejada que está la princesa de su esposo el príncipe Alberto II de Mónaco, y la comparación de esta relación con la de los reyes eméritos aquí en España es inevitable. Ambos matrimonios se han mantenido con el pasar del tiempo, pero es innegable que se mantienen por un bien común y no por amor. Esto recibe el nombre de “matrimonio por conveniencia”, y es más frecuente de lo que se cree en las familias reales, de hecho, es posible que Felipe VI y Letizia mantengan su matrimonio de la misma forma. Sin embargo, los medios sofocan a Charlene de Mónaco para que esta deje a su actual esposo, y ella no quiere hacerlo, o al menos es lo que dice en público. 

La esposa de Alberto II de Mónaco lo deja claro: todo está bien

Dada las presiones por parte de la prensa, la ex nadadora no aguantó y terminó declarando que no se separaría de su esposo, ya que todo estaba bien. En una época en la que los dos están muy alejados y en donde el príncipe se ve más con su ex, ¿esto es cierto? Mucho se habla también del acuerdo de matrimonio que tienen, dónde se especifica que la princesa debe seguir casada con Alberto II de Mónaco y cumplir con sus funciones reales. A cambio de eso, recibiría un pago anual de 12 millones de euros, sumado a que tendrá fácil acceso a sus hijos siempre que quiera, así que si decide divorciarse, la custodia de sus hijos Jacques y Gabriella, pasan a ser exclusivamente del príncipe. 

Se presume que esta es la principal razón por la que la princesa no se divorcia, e intenta vender en público la imagen de que en su matrimonio está todo bien. Su regreso a África tampoco dice nada bueno, y que el príncipe Alberto II de Mónaco tenga más contacto con Nicole Coste termina de ponerle los clavos al ataúd. Aún así, Charlene de Mónaco insiste que todo está bien con su esposo, y que no tiene porque separarse de él, cosa que dice muy furiosa dada la continua presión de los medios durante las últimas semanas.