El Principado de Mónaco no escatima en excentricidades ni en Navidad. Desde suntuosos abetos hasta espectáculos de luz y sonido, la Roca se transforma en un parque temático navideño, siguiendo las tradiciones instauradas por la inolvidable princesa Grace. La familia Grimaldi, con sus propias costumbres, se entrega a la festividad, adornando la gran plaza del Palacio Grimaldi con una decoración deslumbrante. Además, celebran en unidad familiar con un exquisito menú que cautiva los paladares de todos los invitados, especialmente el de la princesa Charlene.
El espíritu navideño se despierta pronto en Mónaco. El 6 de diciembre, la Catedral de San Nicolás acoge una misa especial para niños en honor a San Nicolás, el santo de los pequeños, que inspira la figura de Papá Noel. Mientras tanto, las calles se llenan de los santons, figuras navideñas típicas de la Provenza francesa.
Fue la inolvidable princesa Grace Kelly quien marcó el camino de las festividades navideñas en Mónaco desde la década de 1950. La madre de Carolina, Alberto y Estefanía inició una noble tradición al invitar a los niños desfavorecidos a una recepción especial, donde recibían regalos, veían dibujos de Disney y disfrutaban de un chocolate caliente hecho con una receta secreta, empleando leche de vaca de Roc Agel, el refugio vacacional de los Grimaldi. Roc Agel no solo alberga 56 hectáreas de cultivos ecológicos que han abastecido las cocinas del Palacio desde 1960, sino también vacas y unas 200 gallinas. Este sencillo gesto se ha convertido, con el paso del tiempo, en una de las tradiciones más significativas y entrañables de la temporada navideña en Mónaco.
Asimismo, la Navidad en Mónaco es sinónimo de dulzura. Además del famoso chocolate a la taza, destaca el tronco de Navidad, una creación del antiguo chef real, Pierre Lacam, en 1878. Este pastelero francés reinventó la festividad con un postre de mazapán, vacherín y chocolate relleno de helado.
El menú real de Nochebuena: El placer culinario de la princesa Charlene
El menú de Nochebuena en el Palacio Grimaldi ofrece exquisiteces culinarias, con el plato estrella preferido de la princesa Charlene: el brandamuncium o bacalao a la monegasca. Este guiso de bacalao salado, acompañado de crema de cebolla, ajo y nata, es un deleite para la princesa y se sirve con verduras.
El festín continúa con el barbagium, una empanada rellena de calabaza o espinaca, arroz, queso y puerro como entrante. Le siguen las fougasses, grandes panes planos espolvoreados con anís azucarado, aromatizados con ron y agua de azahar. Todo acompañado por el pan redondo, con nueces y ramitas de olivo formando una cruz.
Postres provenzales: un cierre dulce y significativo
El postre, influenciado por la Provenza, ofrece una suculenta variedad de hasta 13 platos. Estos dulces representan la Última Cena de Cristo y sus 12 apóstoles, con turrones, frutas confitadas, dátiles, mendiants con avellanas, almendras, higos secos, uvas, manzanas, peras, ciruelas pasas y, a veces, membrillos y caquis, culminando una experiencia gastronómica sin igual.
La mesa real de Nochebuena en Mónaco es un festín que mezcla historia, tradición y un toque de extravagancia, como todo lo que rodea a la vida en el Principado. La princesa Charlene, con su plato estrella, agrega su toque personal a esta festividad navideña de lujo.