El Principado de Mónaco se sumerge en el encanto festivo de la Navidad, pero entre las luces brillantes y los suculentos festines, la familia Grimaldi es testigo de una celebración marcada por la exclusión y la tensión. La princesa Charlene, conocida como ‘la princesa triste’, organiza un banquete exquisito para recibir la Nochebuena en el Palacio Grimaldi, dejando a una figura clave fuera de la mesa festiva: su cuñada, la princesa Carolina.
Mónaco derrocha extravagancia durante la temporada navideña. Desde imponentes árboles decorados hasta impresionantes shows de luces y sonidos, la ciudad se convierte en un verdadero parque temático festivo, manteniendo viva la herencia dejada por la recordada princesa Grace Kelly. Los miembros de la Familia Real despliegan sus tradiciones festivas con una fastuosa decoración navideña. Desde la imponente decoración en la plaza del Palacio Grimaldi hasta la celebración de eventos especiales, como la misa para niños en la Catedral de San Nicolás, el Principado brilla con la magia de la temporada navideña.
La mesa real se engalana con una exquisita cena de Nochebuena, destacando el plato preferido de la princesa Charlene: el brandamuncium o bacalao a la monegasca. Este manjar culinario, que deleita el paladar de la princesa, se convierte en el punto central de la reunión familiar, donde cada detalle gastronómico es cuidadosamente seleccionado para la ocasión.
La celebración sigue con el barbagium, una empanada que lleva dentro calabaza o espinaca, arroz, queso y puerro como aperitivo. Después vienen las fougasses, unos grandes panes planos con toques de anís azucarado, perfumados con ron y agua de azahar. Todo esto se sirve junto al pan redondo, donde nueces y ramitas de olivo se entrecruzan formando una cruz.
Rivalidades en la realeza: Charlene y Carolina, ¿una fractura irreconciliable?
Sin embargo, lo más llamativo de esta velada no es el menú, sino la ausencia notoria de Carolina de Mónaco. Desde la unión matrimonial entre Charlene y el príncipe Alberto, las tensiones entre las cuñadas han ido en aumento. Charlene ha excluido deliberadamente a Carolina de la mesa navideña, alimentando las especulaciones sobre su distante relación.
La hostilidad entre ambas no es un secreto. Charlene ha expresado abiertamente su descontento hacia la actitud de Carolina, refiriéndose a Mónaco como un lugar lleno de "tiburones y víboras”. La exclusión de Carolina de estas festividades se convierte en un acto contundente de Charlene para marcar territorio y evitar cualquier interacción incómoda en una noche tan especial.
Una Familia Real dividida: Estefanía, presente; Carolina, ausente
Carolina, por su parte, ha optado por pasar las fiestas con sus hijos fuera del Palacio Grimaldi. Aunque para mantener una imagen de "familia unida", Charlene permite la presencia de su otra cuñada, Estefanía de Mónaco, en la cena navideña, marcando así una clara división y evidenciando las tensiones existentes en la realeza de Mónaco durante esta temporada festiva.
La exclusión de Carolina de Mónaco de la mesa navideña es solo un nuevo capítulo en la prolongada historia de desacuerdos y rivalidades entre las cuñadas. Mientras la Navidad brilla con luces y festividades en Mónaco, las tensiones en la realeza monegasca continúan marcando una fisura evidente en la supuesta armonía de la familia Grimaldi.