La relación entre el príncipe Alberto de Mónaco y la princesa Charlene ha estado rodeada de controversias desde sus inicios. Para muchas personas, la ex atleta olímpica no ha podido adaptarse a su vida solitaria en el Principado al no haber podido entablar una relación cercana con los Grimaldi durante todos estos años. Y aunque la pareja ha desmentido en más de una ocasión los rumores de crisis matrimonial entre ellos, lo cierto es que estas especulaciones han ido en aumento en los últimos meses debido a su prolongada ausencia y su estancia en una clínica de salud mental. De hecho, ahora que Charlene ha retomado su agenda pública, algunas fuentes cercanas al Palacio Grimaldi han afirmado que su relación se basa en el cumplimento de un contrato en el que Charlene recibe un sueldo millonario por parte de Alberto II de Mónaco para que siga siendo su mujer, y pueda cumplir con sus responsabilidades como princesa consorte.
Recientemente, ha salido a la luz que Alberto de Mónaco llegó a un acuerdo económico con su esposa para que retomara su agenda oficial y permaneciera “a su lado”. Sin embargo, algunos medios franceses como la revista ‘Voici’ y la escritora Vera Dillier, amiga íntima del príncipe Alberto, sugieren que no hay ningún vínculo sentimental entre la pareja, dado que solo los unen sus hijos y un sueldo anual de 12 millones de euros que se le paga a la ex nadadora para mantener la apariencia de un matrimonio feliz. “En el Palacio no es un secreto para nadie. Nunca existió entre ellos una relación cercana o un gran amor. En el Palacio se dice que Charlène aparecerá de vez en cuando, en algún acto público, para demostrar que todo va bien. En definitiva, tratará de mantener las apariencias”, afirmó Dillier en una entrevista con la revista italiana ‘Oggi’.
La princesa Charlene y su doble vida dentro de Mónaco
Vera Dillier también aseguró que Alberto de Mónaco llegó a un acuerdo con Charlene para seguir casados legalmente, pero sin tener que compartir la misma cama. De hecho, ni siquiera viven en la misma residencia, por lo que el distanciamiento entre ellos es cada vez más evidente. “Encontraron un acuerdo. Charlene vive en Roc Agel, en la finca Grimaldi en la Costa Azul. Está cerca del Principado, lo que le permite ver a sus hijos con frecuencia”. También se ha especulado que Charlene ha optado por refugiarse en una casa modesta y de difícil acceso situada en el Parque Nacional de Mercantour en los Alpes franceses, para mantenerse alejada de Alberto y de Carolina de Mónaco.
La amiga del príncipe Alberto también reveló que un divorcio no es opción para Charlene, dado que perdería completamente la custodia de sus dos hijos, Jacques y Gabriella, ya que el contrato prenupcial que firmaron tiene cláusulas que especifican que la custodia de los herederos le pertenece a Alberto. Además, ahora se han añadido otros términos al contrato en el que se establece que la princesa llevará una “vida independiente con presencia regularizada”, pero no se podrá divorciar ni hablar de forma pública sobre su separación del príncipe.