Cada año se publica una lista con las monarcas mejor vestidas. Las casas reales europeas siempre se pelean para tener allí a sus reinas, dejándose una millonada en llenar sus vestuarios. Letizia tenemos el mejor ejemplo: apareciendo en cada acto con un modelito nuevo y extrañándonos cuándo repite alguno.
Sus conjuntos estilísticos generan una expectación enorme, analizándolos siempre en las revistas de moda. Todo lo que llevan ellas se convierte en tendencia, luchando las marcas más prestigiosas por hacerse un sitio dentro de su armario.
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Recientemente ha sido noticia, de hecho, el 'divorcio' de Letizia con Felipe Varela. Cada vez confía menos en su diseñador de cabecera, optando más por firmas internacionales como Carolina Herrera o Hugo Boss. La Reina se ha convertido en un icono de estilo y, de hecho, son muchas las chicas que la consideran un referente. De igual manera ha pasado con su hija Leonor, que casi desde que nació empezó a ocupar un sitio destacado en este mundo. Tanto es así que varias veces los vestidos que ha llevado se han agotado en pocas horas.
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Todo esto, al final, lo que hace es repercutir en la economía española. De hecho existe un término denominado "el efecto Letizia", representando precisamente esta locura de compras que genera. Pero esto no pasa sólo en España.
La monarquía del Reino Unido es la más prestigiosa del mundo, teniendo en Kate Middleton y Meghan Markle los dos máximos exponentes de este boom. Vestido que llevan, vestido que se agota.
Pues bien, ahora la última en sumarse a esta lista es la pequeña Charlotte. La hija de los duques de Cambridge, de sólo 3 años, está generando una millonada a la economía británica. Así lo aseguran las más prestigiosas publicaciones económicas, midiendo su influencia la revista Forbes, el Telegraph o el Reader's Digest. Todos ellos han llegado a la misma conclusión: Charlotte es una máquina de ganar dinero.
Kensington Palace
Llegan a cuantificar la fortuna que ha hecho ganar en 4.300 millones de euros: una auténtica locura. Sólo es una aproximación, ya que no hay manera de calcularlo de manera exacta, pero aportan datos que así lo demuestran. Sin embargo, ¿a qué se debe?
Siguiendo el ejemplo de su madre, ya se ha creado "el efecto Charlotte". Todo lo que ella luce, también se convierte automáticamente en tendencia. De hecho, la prensa británica asegura que uno de cada cinco padres considera a la princesa como un icono de estilo a imitar a la hora de vestir a sus hijos.
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Todo lo que toca se convierte en oro. Un poder que también tiene su hermano George, aunque no llega a este nivel, generando sólo la mitad. Parece que los niños de la realeza llegan pisando fuerte, siendo un reclamo y convirtiéndose en un argumento para defender a la monarquía económicamente hablando.