Christian de Dinamarca y Leonor de España se parecen mucho. Tienen 18 años, serán los futuros reyes y reinas de sus países, sus padres viven inmersos en una crisis matrimonial descomunal por infidelidades... No son amigos, eso sí. Ni siquiera a pesar de la buena relación entre sus padres, Felipe VI y Federico X. Christian, a quien montaron una fiesta gigantesca por su mayoría de edad, no la invitó. Cosa que, con el cumpleaños de Leonor, tampoco pasó en sentido inverso. Ahora bien, como la celebración española fue un auténtico plomo y de dimensiones mucho más reducidas, sin invitados ilustres y con ausencias groseras, que no recibiera invitación alguna tiene todo el sentido. Tampoco había nada para vanagloriarse ante el invitado nórdico, soltero de oro del panorama internacional. Sin embargo, siguen acercándose. Y quizás sin saberlo.
Ya saben que la monarquía danesa está atravesando por una etapa convulsa, turbia y que deja su reputación, interna y externa, en una situación paupérrima. Las aventuras del Federico en Madrid con Genoveva Casanova ha sacudido los cimientos de la institución, haciendo caer a la misma reina Margarita, de 83 años. Sacrificó su reinado y manchó su nombre en los libros de historia para salvar a la Corona: Mary Donaldson, la esposa australiana del príncipe, había abandonado el país sin intención de volver. Después de ofrecerle un pacto de silencio, abdicaba y convertía la pareja en rey y reina. Un papelón para aplacar las iras, para mantener en pie el chiringuito. El trayecto vital ha dejado fundidos a los regentes, porque desde que fueron coronados, no hace ni 100 días, han estado más tiempo de vacaciones que trabajando.
A lo largo de las últimas semanas, hemos aprendido que Dinamarca tiene una subsede royal en Verbier, la estación de esquí de los ultrarricos en Suiza. Los monarcas y sus cuatro hijos han pasado una larga temporada desconectando en su casa de 200 m² a pie de pistas. Cada uno de los hijos ha aprovechado el tiempo más o menos de manera adecuada para su edad. Y decimos más o menos porque aquí también hay polémica: Vicent, de 13 años, se ha dedicado a hacer fuera de pistas con su padre, una temeridad que a menudo acaba en tragedia. Con respecto a Christian, sus planes eran más adultos. Se ha ido de fiesta con sus colegas, como es natural. No era la disco de Leonor en Zaragoza, de acuerdo, tenía más clase. Pero las gorras rosa chicle que llevaban les otorgaban un aspecto cómico.
El digital escandinavo 'SE og HØR' ha publicado unas imágenes comprometidas del príncipe heredero, al que han pillado con un vicio nada saludable: el tabaco. Otra semejanza con la princesa española, a quien vieron vapeando en la puerta del local de copas a 14 kilómetros de la Academia General Militar. Christian no fuma cigarrillos al uso: utiliza cajas redondas con picadura. El medio explica que "cuando el grupo rosa celebró una reunión de chicos en el aparcamiento, el príncipe heredero Christian sacó el tabaco, y después escondió rápidamente el "disco de hockey" fácilmente reconocible en los bolsillos marrones". Cazado. Otro que cae a las garras de un vicio espantoso, desagradable y nocivo. Pero claro: ser joven ya lo tiene.
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