Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin hicieron una pausa en su batalla legal durante el mes de agosto para poder liberar sus mentes y disfrutar de unos días de vacaciones. Más de un año después de anunciar su separación todavía no han llegado a un acuerdo de divorcio, por cuestiones económicas. Estaba previsto que firmasen el divorcio la semana del 5 de junio cuando Irene cumplía la mayoría de edad, pero es algo que no ha sucedido. La infanta no está dispuesta a ceder ante las elevadas exigencias del exduque de Palma. Pide 25.000 euros mensuales de por vida, dos millones de euros en concepto de indemnización por un libro que le ofrecieron escribir y que finalmente rechazó, varias propiedades de la costa francesa a su nombre, mantener los escoltas y financiar todos los gastos relacionados con sus hijos. Ni la hermana de Felipe puede hacer frente a esos gastos con sus 400.000 euros de sueldo anuales.
A pesar de los problemas entre Iñaki y Cristina, la infanta mantiene una excelente relación con su todavía familia política. Para Claire Liebaert, la madre de sus nietos es como una hija más, y así la trata. En la graduación de Irene estuvo en todo momento a su lado, inseparables. Y un verano más la ha invitado a su casa de Bidart, donde están pasando unos días juntas.
La infanta Cristina pasa unos días en Bidart con la madre de Iñaki Urdangarin
La infanta Cristina ha viajado a Bidart junto a Miguel e Irene, los dos hijos más pequeños que aún no han empezado sus compromisos. Los tres se han reunido con la abuela paterna. Estas serán las últimas vacaciones de la infanta antes de firmar el acuerdo de divorcio con Iñaki, tal y como publica la revista ‘Hola’.
Como se puede ver en las imágenes, la relación entre Cristina y Claire es envidiable. Inquebrantable. La conexión entre ellas es mágica. Pasaron unos día de risas y confidencias. Sin embargo, cuando Iñaki viaja a Bidart en compañía de Ainhoa Armentia, siempre están solos. No les acompaña Claire ni ningún hermano del exduque. Parece que no existe una buena relación con la abogada, o por lo menos tan cercana, sino más bien por compromiso.
La infanta vestía de forma muy natural, con una gorra de color verde caqui, camiseta blanca y unos shorts vaqueros, observaba como su hijo Miguel surfeaba las olas en una tabla de surf. Irene a su lado con un bikini a cuadros de Vichy.